Año ili. Lunes 26 de Aitnhlc-1886. Núra. 468 PRECIOS DE SUSCRtClÜW. Lugo, un mi's I on'it. FuiTa.mi trlmcslre. ■ . 3'Síi • l'ltram.ir IriniPílri; . , l'l'se ■ l'urliijal trlmpslru. . . í'SO • Kilranjero. Irim^lrt.. . S • Kírnrro del tlia fl'IO • Kúmcro alrasailu.. . . ü'i* • FMs ¡jcriódlco lio se pubtíca los dias festivos. DIARIO CATOLICO DE LA TARDE. PUHTO DE SUSCRICiOS. En ls Admintslraclon de El Loa-.ssr., San l'niro, i\. l.a suícikion para fuera de la tspilnl se pagari adílaulad». diritWaáo su iniportí en letras del Ciro itiiiuo a sellos <1« [ra ¡H5 uto. ailmiten anuocíoi en esta Adminif trac ion j en la casa de los seflores RoldÍJ y Compafiia, EsmiúíHers, SO, vObrsdon, 1, bajos, Barcelona. ¡Resurrextt! Tal es la consoladora palabra (¡ue hoy resuena en todo el ámbito do la tierra, y que nuestra santa madre la Iglesia enseña con indecible júbilo á sus fieles hijos. Si, les dice: Aquel que lia dicho de s¡ mismo: os: como Jonús estuvo tres dias ij ¡res noches en el vientre de la ballena, asi le sucederá al Hijo del hombre en el centro de la tierra (i); Aquel ijue en vida sirvió de blanco á la envidia humana y á ios furores d-il Sanliedrín; Aquel que ha sido bárbara y cruelmente golpeado, maltratado, lanceado y herido sin compasión por las turbas enemigas; Aquel que lia muerto en un infame madero para espiar los pecados de los hombres y cuya muerte santísima fué llorada por toda la Naturaleza, ese inocentísimo Cordero es el que resucitó, el que triunfó déla muerte, cerrando asi la grandiosa obra de la Hedencion con el sello de su divinidad. Las galas especiales con que la Iglesia católica se reviste hoy; las alegres y armoniosas notas del ¡Aleluya! que vibran bajo las esbeltas y monumentales bóvedas de nuestras fiasüicas y que sonoras penetran en los oídos de los creyentes; los olorosos perfumes del sagrado incienso ofrecido por el sacerdote en los altares al Dios de amor y que asciende hasta el Trono de la Augusta Trinidad; los acordes sentimentales del órgano, todo contribuye poderosamente á elevar el corazón humano y contemplar con los ojos del alma las sublimes grandezas del Criador, obligándonos á repetir con su dulce Esposa ¡Resurrextt aleluya! y la expresión de gozo que infunde en nuestro ánimo, no (1] Malh.XII. menos la canta la misma Naturaleza. La suavo brisa de la sonriente aurora, el arrullo do las aguas tjuc so deslizan, formando bellas y hermosas cascadas, por las vcrlienlcs de un monlecillo; el poólico y melodioso canto de los pajarilíos; el júbilo, en fin general de las gentes, todo parece decirnos con elocuencia suma, que el Divino Verbo ha resucitado, triunfando del mundo, del demonio, de ta carne, de ta muerte. Ha resucitado, sí, porque no vive ya entre las manos de aquellos seres criminales; no tiene por lecho un vil sepulcro, ni por abrigo el lodo de la tierra, no; al contrario, ese Jesús que prometió resucitar at tercer dia de su muerte, ha cumplido su palabra, por cuanto es Dios; no habita ya entro nosotros solamente como uey de los judíos sinó como Rey Supremo Universal; porque salió glorioso de su tumba y lo llena lodo con su inmensidad. Y apareciéndose á varias personas después do su resurrección, conversa con ellas y los intima que palpen sus profundas heridas, dejando así_ exentos do toda duda, aun á los mismos incrédulos, que como el Apóstol Tomás, se resisten á creer. No consideraba el Señor suficientemente demostrada su divinidad con los innumerables milagros obrados con toda clase de enfermos y aun con los mismos muertos,' y dá una prueba más inequívoca ofreciendo y cumpliendo la promesa hecha, de resucitar glorioso al lercer día; de modoj que sí dudásemos antes algo de su divinidad, este solo portento de su Omnipotencia, este solo milagro, milagro por excelencia,- bastaría para acreditar su misión divina, su procedencia -del Padre. Vengan entonces los incrédulos y palpen esas heridas, vengan los ra¬ cionalistas y cxplíquenlo auxiliados de su poderosa cuanto SORISRANA razón; vengan los ateos y nieguen este hecho presenciado por incontables testigos y enmudecerán. Trasládense al sepulcro de Jesucristo y lo halla'rán vacío y á su lado un ángel que les dirá: \ÍtesiirrexU\ non esl ¡ñc. ■ ¿Qué extraño es luego que las gentes obligadas por la historia constante de diez y nueve siglos y por la verdad indiscutible de tan extraordinario suceso, se entusiasmen y repitan llenos de regocijo el universal ¡aleluya! que la Iglesia católica, única tesorera del sagrado depósito de la Divina Revelación, pone hoy en ios labios do sus ministros y (ieíes hijos, en las oraciones de sus breviarios y en las ceremonias do sus rituales?'¿Qué extraño es que los inocentes niños, los adolescentes jóvenes y los decrépitos ancianos, se emocionen y diviertan al sonido de las alegres campanas y músicas populares? Si ríon su gloriosa resurrección vino Jesús á ¡luminar el mundo que yacía en tinieblas oscurecido por la perversidad de sus costumbres y postergado por su desprecio c indiferencia á las leyes divinas; si con sU resurrección admirable, ha puesto á la Redención efectuada, el sello de su infinito Poder como garantía inapreciable de nuestra Religión sacrosanta ¿por qué no hemos de entonar con. todo. el vigor de nuestro espíritu un liiinno do alabanza y bendición al Hijo de Dios? Sin embargo, grande es el ímpetu .y furor con que los enemigos de Jesucristo y su obra inmortal tratan de destruirla; ' inmenso el odio con que ven las fiestas católicas en nuestras ciudades, villas y aldeas; inconcebibles las tramas músicas de las que usáis'en vuestra cartas, me voy al «grano, que ya sabéis que jo no soy amigo de músicas. • Con que á lo que estamos. A mi me hace falta un chico spara llevar las cuentas en el comercio, y para que veáis >que aunque soy como soy, todavía tengo ley á la familia, »mc he acordado do que si habia de ser Perico el de los «Palotes, mejor es que sea un sobrino mió. Porque la • cuenta que me echo: yo voy para Villavieja, no tengo fa«milia; el dia que tuerza las uñas, esto se to llevan los •demonios, y si ellos se lo han de llevar, más vale que »quedc en casa. Vosotros habéis sido toda vuestra vida »unos bfulos, y no es por alabaros, que por no salir de »ese rincón miserable, no habéis hecho la suerte que yo. > Pues ¿Nosotros 1° habéis sido, no queráis que vuestros shijos lo sean también. Echadme uno por acá y no os anidéis en tontadas, que aqui le quitaremos el pelo de la • dehesa. En poco tiempo puede hacer su negocio, que es »á lo qne estamos, y Lodo lo demás es música. Que sepa • leer, escribir y contar, sobre todo contar, y en lo demás, • cuanto más bruto, mejor.» —¡Bien, bieoi— exclamó Roque entusiasmado, —yo puedo ir, que sé todo eso que dice. . « Es necesario que no sea de eso» que no saben salir »dc casa y del lado de su madre, tjue no se acuerde de su • tierra, que no me sea amigo de libros y sabihondo, que »no rece como si fuera una beata, que tenga corazón pa»ra cobrar el 50 por ciento sin atender á lloriqueos y mú- • sicas, y que si hace falta para cobrar las cuentas deso* • llar al prójimo, le desuelle. Ya veis que soy franco y no •ando por tas ramas. Con que si os conviene, echadme