076 el maaío eoíiftu. Lo del araotía en cierto. Lili, kiji da ua aeflyr may empiagitrntado, quo so Ins eoh-»ba de rioo y io oii»t6cr»b j hablaba á todos de sus hc 0 oídle, da aas paígamioo* y de su raooi* ; iblsii. tubí» simpatizado ooo Gaspar, a! 03rI, renegando de su orrgeo, ¡e biso creer que aa ptdte er* OibiSUco deCilitrm, m ai rítante de Ronda y deaoeodieote pt>t lías» roou do I* finjiiia mit liflijad» do Arígóo, jQué diiíi ahora, oanndo el ((o Boque se le p rea entine oon sa oalióa corto j- im ílpifgits»? Despuii da ia boda, bien, porque ln hecho do taoia remedio; pro aotflf, imposible. Li oaaatióo era oae&tt» j hacerse 00a el iiacro de !* ohioa. Tiab-jo co«i6 á Gtápir eooreQoer é, m piito de que debía yolverae >l pueblo y esperar allí la tíéíu de Iqi raatéo ornados iíd coQOoor antei á la ootís. La aooiedad era asi— le deoía,— y precisaba tomarla oomo ere; taíi honradez habí* ea las suelea de la* alpargatan de au pudre, qae en todos los fracs y Deiforme* de la oorte; pero él estaba muerto de amor por LüU, y sí el pidre de 6ita no aooedía á la do ¡i o por la diferescia da clase», eo moriría de peas. Ademi-j au matrimonio era ta regeaoraoióo; se hibía acabado todas fas trapt!Oüdai¡ó! sería QO hembra formal y lloarado, 7 si algún diagmto hibía dado 1 eu padre, si lo rooompeaaaríi ooo oroeea de thira eo adelaato 00a aa aondaota de buen esposo, do buon hijo y de baos padre, si ei qoe el cielo le oonoedí* frutos de beodioióo. Ooo esto a razooamieatoa y cuatro oarantcBiJ se cooraDoió el buco viej >, y dospoéa de ioformsree asetoa de las aondtciones ds sa futura naora, ae yoÍtíó al püublo, co ais firmar aotsa uoa osrta pidiaado al pidra da Lola la mano de la njftj y excosíodoee de hacerlo de palabra por raotiro* de oofermedjd ofioic», qaa le impoaibii'tabaii ir i Madrid, oomo era so deseo. Cuando et íf-i R-jqtia rtirió ai pa*blii y aun tú i Níessiy cao .íg-imis ea los ojos ¡o sneedido, Niauio ie repitió su oántiae¿Xq queríi uitad oarroraf Tomo atlii o*rrera. Gaspar se cató; sitio lí iqua ee gastó ea la bodi taíi de lo que podíi, puro oes preciso para qu*dir bien. A loa poers díjj de la bods, todo aqao; ciiti-lo da naipe] da riqusiis y arist'.'criotis y pe rgi minos del pidoe de U noTÍi ■<> riño al 3'i3 0. Su 411 'g'O e^a ud don vicaní que *dui:a¡i(cibi mis ó msoos honradamsate Ioí bieoei de ua seQ-ic rioo y srietóo.-att, y íijoíi orear i todo el mundo, y hiíta 61 tal rzz ís lo orcí* á ratoJ, qae era sayo todo io que administraba. Lola aa apjrió al mitrinDoio mil que ueos cauntos trapos muy elegióte*. En cambio ap irió otra cosí: su oarfio* ter ¡oiofrib!*, su 0:54 lio, su psdaateria ridtooli, *u'03quet')-[i que rayabt ea el escándalo. Eluoidi en uno it esoa oo>egios dirigido* por moojaa, qoe ahora esláu de moda, 00 aprend'ó al:! mij que á rezar so ftancéi, y i chaparrear el ¡oglói, y 4 toaar ol piaao, y ui poquito de diboj> y de arbanidid. Nida piáctioe, ceda de oosar y ra reí-, aadi qua la p: apir ase i ser uoa bu as* ami de oaH. So madre, que era una exoeleate períjob, no esUbi muy oocforme coa esa edaoHción, porque segáa eiis, la onyorfa de esa* comuaidades que ae dedioao & la ezeeñaozi, a* compocea unas oosataa mujeres que uo sabiendo haoor otra cosa, se ponec uaas tocas y ao etoapulario, y explotan la candidez de loa padres que se figuran qoe aque las tona* repr asunta o la auptemaesbiduil?; y de a[ í ealen les ñiflas y mujeres, ó mtgigitas que ao lerintao la Tist^ del suelo, ó sabiendo míi de lo que Ua Cándidas mcnjis les enaeQjo, y siempre orgoHosas porque ¡es hio dicho que ea de buen tono eduoarae en un coio gio dirigido por madrei ó hsrmauas de tal óoual adrooaoiós. Poro á osia razoae* opocii ei padre do Laia au voluntad eoberaaa, y caaodo Lalaiaüó del colegio pudo eaorenee.-aa el buoo «fior de qoe ea majar no andaba deaoaminada, Puea bien; de repeoto se eaeontió Gaspar casado coo ana muj>r que qoerf* domioarle, arruiaado y ea lidícuia, pues uo fiitó un alma csntatm que le enteró de qae ¡a mojar qae é' había hecho soya por codicia, do se oa«ó astee con otro, porque este otro le había eooottrado «obrado oa~ nflosa j ouadeioeodíente. La tarde de mí cuento estaba el tío Boque, como dije al principio, de muy mal humor. Llegó el 00 'reo, cogió La Corrapondtncia dt Etpuña y leyó con terror lo aigoieate: ■¿.noche fué encontrado en una silla del paseo de Recoleto a, el oadárer de un joTin deoeatemecte reetido, qao tenía á su lado una pistola deteargid-i, E' juez de guardia procedió ai leYaUt-mieoto del cadÍTcr, que resoltó eer el del diatiognido abogido D.'Uiapar Simáuoaa, Contraricdtdeode U ftfrtana paraca que ledeoidieroo á tomar la íital resoiuoiúa de qoittttuB la Tida., ífíoasio, ouaado voItíó del campo J aupo la noticia, por todo ooaauelo dijo á eu padre: —¿No queili uatad oar'reraf Tome usted carrera. Si mi hormaao no hubiera salido de nuestra e.-fara, habría aído ud hombre do bleu y eatarítmoa todo contentos. Pero ustod quiso que eatudi&ae para que fuese ua «efi'jrilo y ahf lieue usted ol reeultado, M. Tokrkí Onrva, Consejos hiijiéaícos So la sed La sed, como todo el cañado labe, e* una senisción qae coaiiste ea la oeceiidad de beber qua el organismo eiperimenti. E«, puei, una noceiidsd, j qoiii, la impe» riom de todas. El hambre, por ejemplo, antes de llegar ¿ sor hambre, ó sea cuiodo es modestámbate apetito 6 gaos de «omer, patide roaiatir< no perfecta me ote j aplaaarao de varios modos sm necesidad absoluta de recurrir ¿ los a Hiñen > toa para «¡lo. El clorhidrato da cocaiaa, "berri grat¡Bn ingerido ou caaCidades prudeucialoi, siempre cortil, obraado como aaet(¿sico «obre tas mu. cosas del está mago, 00 solo aplaca el hambre sino que datormioa cierta aeoasci&n de hartura "euí Q«aeri(,a sumaeieate agradable / sia "iemordimientos,, git trico a, Eta sonsaci&a tí cae ¿ sor respecto de la comida efectiva, una cosa sanaejaotei lo que ul cinematógrafo es rn poeto de U realidad viTieote. Ba decir, que uo desheredado de la fortuaa j ds la nómios, puade auatituir la csaa tlitíca da Njcha bueos ana ao par de decigramos del indicado clorbidralo. Para ta isd 00 htf cocaiaa, oí especISco, ai alcaloide que valga. El cuerpo pide líquidos, j todo lo quo no se* dártelos ea perdor el tiempo. ilij aed de v-irUt ctam. ](Íii*t>t ao cita la* hajl La prlcosru o* uo feaóuieno puramente lo cal y pueda deiaparccer, aua aiu beber agua, recorriando i bebida* refresoaotus, para que eje rían su bienhechora «Otiló o sobre la boca J la larioge. Como el concepto de refreí cunte ei quisi mas 3 objetivo que otro algaao, ba; sojetoa que conceden eaa propiedad & bebidas leeonociusmeóla incaadeiccntea.' Lí ssgaata cli«e ds saj praviooo de la ioí gestión de alimentos eu el asió mugo, 7 ea mea 6 meaoa sensible, aegiía lo* alimostoa sean más b toaooi eatimulantei, 7 tolo desaparece mediante la aplícaciiu de bebidas en mayor 6 me ñor cantidad. La tercera se caraoteriia por ir acompañada de indefinible malestar general, j procede de la absoluta ausencia de líquidos on el. citó., maga, Ea realidad, las tres classs de sed aa eompendían en una aola. Las cauiaa de ta sed — «paita da la 7a di' cha, de la (alta de liquido* que el organismo eiperimeutJi— aou clrc una Uncía les y varían se*, gio la edad, sí sexti, U ctlidad de Ion klicoen* tos, la temperatura «tinoaíáíica j el couaigniea» te aumento 6 diaminución de la traosmisíio entines. En loa ni&oa la necesidad de beber 0« más (recuente que en loi adolescentes 7 en los «dul toa: loa viejoa nunca la si Boten con grao ioteo» aidad. La mujer es, por regla gcoeral, más ssdi anta que el bombee. íii agua tomada en circuastaacia* normales 7 £ la tjíoperatora del medio ambiente, es el mejor 7 mas sano remedio para ia sed. Notas científicas El conocido profesor médico moasieur Brouardel ha oomuaícado fia la sesión pública anual de la Academia de Cieacias do París, ua trabajo interesantísimo sobre ia iosalubridad da las habitacioDSs. El eminoate deoaao de ta facultad de Medicina demuestra clooueutemente en la primera parte de su trabajo que hará cosa de ua siglo que on los hospitales la promiscuidad ae* termiuaba los focos de pastileuoia y. muerte, siendo en nuestros días las habitacioess insalubres 7 de erigua capacidad en doade debe buscarse la génesis de las plagas que diezman la humanidad, eatra las oualas üg-uran en primer término La tuberoulosia, el cólera, el tifua y la peste. La cuestión de las vi riendas insalubres, dice el Sr. Brouardel, «es la única sobre la cual llamo vuestra atención. No es, oie'rtamente, motivo nuevo de estudio, puesto que ea Francia, desde 1850, como resultado de un movimiento generoso, ae provocó la publioacióo de una ley sobre las habitacioaes insalubres. Por desgracia, fué estéril la empresa da nuestros hombres ^miuentes, y st algo ae ha oooaeguidoXqóbese á la cooparacióo de Sociedades particulares que han creado numerosos barrios obreros con condioioaes de salubridad.» AI terminar su trabajo el Sr. Brouardel, reouerda que la cuestión ae ha sometido de nuevo al Parlamento francés y se requiere coa levantado acento á la Academia de Cieacias pafa que, son au autoridad iuoontestable coadyuve á la realización qua á todos uoa impooen iuteresescotectirosque on maaora aíguaa pueden olvidarse. Ya que de ciencias médicas se habla diremos algo del auto-moto-eléctrico, invento recienlísimo para la cura de las hernias. Es lógico: compónese fuudameo talmente, y prescindiendo de adornos, de ud vendaje coutentivo semojaate i los mejores de los autiguos, puesto que goüa de una_ láple etaatiaidad, una en au resorte'y otras dos en absoluto iudependieates, ea sus 'dos estremoa. Ya ea esto lleva q ventaja uo pequeña á los bragueros usuales, que no suelea fiar siooea sa resorte, cuaodo no aoa rígidos, como barra de hierro que corta las carnes. Pero aun esa ventaja notable es de lo de meóos; es quo uo se limita á contener mejor, mucho mejor os que cura la hernia. Produce un avivamiouto, una energía nueva en todo el coutorno, una nueva formación de sustancia joven, que cierra el camino á toda complicación futura. Eito es lo que coa verdad se llama curar la hernia, ¡Cómo logra fcaato e! auto - motoeléctrico? Precisamente por esta última coodtción suya; porque está construido de maaora que por su mera aplicación sobre los tegumeutos desarrolla una corríenle conlima, insensible para nuestros nervios perifériois, pero muy bastante para despertar las energías ceíalares. Sabido 93 quo la electricidad es el gran despertador da la energía terrestre. ISaa excitación continua permanente, sobre el ca'upo todo de la hernia, la rouiiova, la rejuveuoco, la cicatriza; ea suma, la horma se cura sin operación, siu peligro, sin temor de ninguna clase. Exige úoícameut') ün poco de constancía. ¡Cuánto menos que con loa antiguos sistemas! Nuestro plsito con el "£co„ El ico se bate ou retirada. Y dice ayer que está perfectamente aclarada para loa lectores la cuestión personal suscitada... por nosotros. Poco á poco. Kosotroa ao hemos suscitado cuestión personal ninguna. El (ico fué, pues, porque hemos hab'ado do los ntiswí corre/iyionarios de su nuevo director; sacóáco.acióu la vida políúcn de éste para demostrarnos que fué caudi dista eu Mondohedo, canovista no sabemos dóndo, iutegrista ea Lugo, conservador en Ribadeo, etc. Y sigue: «Punto esencial do ella (de la cuestión): Que no esperamos por la dirección del Eco para prestar servicios al partido conservador.» : Yendo con los de la feria y volviendo con loa del mercado, puede que los hubiera prestado. A menos que cali fique de importantes servicios los prestados en Rtbadeoen esta última media docena de meses ea la secretarla de aquel Ayuatamieato. Añade quo defendemos hoy á quien atacamos ayer y saca á luz cosas tan fiambres y cursis como las siguientes: tiRecamán y Compañía.» . ¿Quiere deciruos el Seo ouaado hemoa defeadido la politica conservadora? ¿A que ao es capaz de hacerlo? Otro dato: «Véase la cuestión de consumos de Mondoúedo.» ¿Es una cuestióu política ¡a de Consumos ui lo fué nunca? Puede quo lo sea para los conservadores. Para nosotros, uó. Y como eu cuestioaes de administración, uo solemos involucrar las polítioaa, de ahí que el Eco haya metido... el talóu de Aquiles. No dirá qua no lo tratamos con el respeto con1 que á loa dioses se trata. «Véase— a&adé— el quiroguismo y paliarismo.» '**■* ■ ¡Hemos dejado de ser liberales por eso? ¿Ño éramos liberales cuando aquello esoribíamos? ¿No lo fuimos despuósf ¿No era antes nuestro jefe elSr. Becerra? ¿No lo fué después tambiéo? ¿Dónde está, pues, aaestra incoo secuencia? Incooaeouenciaa de ea* clase las 511 i - síerael cotnpa&ero para poderlas lucir ea ¡os días que repican gordo. Nosotros hemos venido de la república á la monarquía siguiendo el ejemplo de los Marios,- Canalejas, Montero Ríoa, Becerras, Abarzuzas etc. ¡Y qué! ¡ En nuestra vida política liemos evoiu\ ciouado una vez, por convicción, por i firmezade ideales, desiuteresadaraente, I sin subvenciones, no por apremiantes ' necesidades de la vida como elSr. Tapia. ¡Y es él quien habla deiocobsecuencias, él que confiesa que en media docena de aá-ja ha girad» á todos ios vioDtoacouo veleta de torre! [Tondría que ver que los pájaros disparasen á las escopetas! Respecto á la cuestión de MondoiSedo, ya el ICco le coacede influencia é importancia al Sr. D. Cándido Martínez, pero ny la bastante para tríuntar sin la presión del Gobierno. Al revés te lo digo para quo me entiendas. . Y habla de Ayuutámieutos fuera de combate para facilitar el triunfo al señor Martínez. Por milésima vez le diremos al Ecv, que la política que ahora se sigue en aquel distrito, es la politica noble, levantada y digoa que debe seguirse, atendiendo aote todo y sobre todonl restablecimiento del imperio de la ley me nos preciad a, vejada y ultrajada en tiempos conservad ores, , Y si el colega insiste en semejante afirmación, bable y cite hechos concretos, determinados, eu que la ley fuera conculcada por los liberales. Uno solo citó y salió trompicado. Veagau citas yaaldráa tropezooes á docenas yá cientos para el colega; que no nos duelen £ rendas y diapuestos estamos á citar echo i contra aeches h ista confundir al colega. ¿Quiere más? Y escribe el Eco: «Dijo El Regional que D. Cándido Martínez estaba «harto Ud prestar servicios y mercedes, no sólo de índole general, atuó parttou.Ur taai'íwn,» y hemos ooutostado quo los de índole general casi uo valia la pona do citarlos, y los de carácter particular ao habías logrado dotar de regular posición á dos personas.» ¡Y dalo, molino! ¿Es que por sacrificios de índole particular ha de eutenderse el hacer ricos a los olectoroa? Eío entieede, por lo víato, el Sr. Tapia y deaeamoa de corazón que de eae modo que él entiende le sirvan aua ouevos corroligioaarios. Pero lo repatimoí: destinos, favorea, mercedes, peticiones, las ha repartido el Sr. Martíuez á manos llenas: de sobra lo sabe el Sr. Tapia. Y respecto a los Favores de carácter geaeral... no queremos oitarloa por no avoigonzar á los conservadores luiadouieuses (si los hay). Baste decir— y el Eco lo sabe bien — que loa dos representantes de la provincia á quienes ésta debe eterna gratitud por la itnportauoia y número de ios beneficios prestados, sou los aofiores Qoiroga Ballesteros y Martínez Monten ogro. ¿Le parece poco al ico? Puea dígonosquiéuha heoh ) más, y si el señor Martíuez tiene derecho ó uo á quo todos los miadouieoses le aclamen, le respeten, le aigau ¡y le voten! coa más títuloa que el que uo ha hecho por Mon - do&edo¡otra coaa que cobrar sus tres mil duros de renta anual. Lo cual ao sabíamos que era un favor para Moodoñedo. Y dice ol ico: «Que el Sr. Sagasta aprobase la eleccióa de seuadure^ no viene alcaso.» Lo que no viene al caso, colega, es deducir que quien baya sido vencido ea uaa elecoióu de secadores, haya de ser veacido ««su distrito eu una de diputados. Eso si que ao víeae al caso, porque es discurrir... con el extremo opuesto á la cabeza. El Eco pone por eoígrafe á su artí* culo de ayer. Punió final. .■■¿Veremos. La ciudad Comisión provincial En la sesión de anteayer, se adoptaron los siguientes acuerdos; Admitir en le casa de Mnterni dad, A los hijos de José Pérez R¡gueira del ayuntamiento de Villalba. Devolver el depósito de 700 pesetas á D. Manuel Salgueiro, como contratista de acopios de le carre* tera de Vivero ó Meira,