DIARIO DE PONTEVEDRA AÑO X. PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN Ponlfivmlra, un mes 4 reales. Fuorn un tri mostró, 16 fruí les. Ultramar y oxíranjero, (> posos ítoi». NO SE PUBLICA LOS. HAS {•'KSTIVOS . DiFGcÍDr-PropMaFio, I¡.Jos&MüIae MTÍiRCni.RS 5 DR OCTItlIiR DK 1898 PUNTOS UK SUSCRIPCIÓN En esla Adriiiniaiínción, Princesftfi. AmiDcios y coiiuiuica-los á precios oin- NÚM. 2.G25 LO QUE DICE Interrogado por (H Liberal ol ex ministro conservudor señor Liuares Rivas, jefo eu ol Cougraao de la itiinoria en la que figuran varios de ¡os til timos ministros del soíior Cánovas, dijo lo siguiente: «— La culpa iomediata do todo lo que sucedo es del seíior Sagasta. El que no fué nuuca aatonocaista, se couvirtió, para alcanzar el poder, cr¡ ni primor autonomista del mundo. El que' no podía querer la guorra con los Estados Unidos, y que no la quería y que no habla hecho nada para prepararse á acometerla fnÉ al Ssnado y rompió las relaciones con los araoricanos por uaa hora, casi un minuto de popularidad. Vino al poder prometiendo la paz, el acabamiento de las dos guerras separatisua y ante.; do cumplirse el ailo de su gobierno, se ha perdido iodo el imperio colooiul eu condiciones tales, que no recobrará jamás. «¿Qué hubiera dicho el seflor Sagasta si á cualquier otro hombro público le hubiera pasado lo qtic á él le ha ocurrido? ¿Hubiera 61 aguardado para exigir responsabilidadas á que lo proporcionaran los docnmoiitos eu que fundarlas? ¡Pues si era oposíc,i6ii y se peleaba cu. Cuba por nuestra so berania, y decia, sin miedo, de que lo enmeutárau noestros enemigos, quo alil sólo éramos dueúos del terreno que pisábamos! "fío puedo el partido liberal acusar a! partido conservador de babor errado en la política y en la camparía de Cuba, Eso pudrá haceíio "cualqiiior hombre público y cualquier fi'accióu política: todos menos el Sr. Sagasta y su íiuesto. Porque duraute más de dos afios y medio, el jefe del fusio uismo uo levantó bandera ninguna contra ta conducta dül Sr. Cánovas eu la. guorra separatista, y 4 duras penas se le arrancaba la declaración de que al terminar la rebeldía soría tiempo de pensar eu ¡a aplicación do ¡as reformas de Abarznza-líomero. oSt ei Sr. Cánovas dió Jas reformas del 4 de Febrero, fué por seguir el impulso de su propio pensamiento, y nna corriente de opinión que clamaba por soluciones de justicia; poro sin obedecer cicrtainoute al acicata do la oposición liberal. i>Lo úuico quo bacía el Sr. Sagasta era censurar aquello en quo nosotros teuiamoa razón y obrábamos bien, al no dejarnos arrastrar por las popula clierias, evitando á costa de grandes mortificaciones la guerra con los Es tados Unidos. Creo que al Sr. Sagasta lo hacía asi, porque uo se U ocurría otra cosa para resolver ol probloma, y se eutr-'gaba k la corriente, como siempre se eutregó eu toda su vida política. íCuaudo se abrieron las Cortos ol año pasado en el mes de Mayo, el partido liberal no hizo campaña uiu< guna ou pro de mayor ampliación de reformas, y aguardó á que el Pariamentó se cerrase para que ol señor Moret lauzasa eu Zaragoza su proclama autonomista. ^Nosotros hicimos la guerra como pudimos; el Sr. Sagasta n¡ hizo la guerra, ni consiguió la paz prometida. »No es ciérto que el Sr. Cánovas sostuviera, como se le. ha atribuido, la doctrina de la guerra por la guerra, y la prueba está eu que uo aguardaba más que á una baño segura, de relativa pacificación, para aplicar sus reformas. Esa teoría existió, porque la defendían amigos del señor Sagasta, contra los que no lauzó este hombre público ningún género de excomunión. SÍ se fueron por últ'mo de su lado fué por su propia voluntad; que el jefe del partido fusiouista euencont'ró siempr? cosa muy llana que eu su partido so abrígasou las más contradictorias y opuestas ideas. »Y en Su, las reformas del Sr. CA novas teuian sobre las del Sr. Sagasta ventajas inapreciables, pues sobre, estar contenidas eu aquellas toda la autonomía, eran la obra del partido Conservador al serlo de su jefe, míen tras que estas eran la obra exclusiva del Sr. Moret, y no del partido liba, ral. íEI Sr. Sagasta, uua semana autos do ir á la guerra con los Estados Unidos, negaba que pudiese haber nunca lucha ninguna cou la República nortoaméricaua/ y ól que ha lita acusado de débiles á los cousorvadoros, llamaba al seno del gabinete al Nuncio de S. S. para que rogase á Mac Kiuloy que nos perdonase lá vida. ¡Esa era sin duda la fortalezn, la decisión que debía opo nerse al decaimiento de nuestro derecho, observado en tiempos de Cánovas, según pregonaban los liberales! .»Fué el Gobierno í la guerra sabiendo que no podía sostenerla, y de clarándose vencido desde el mom9uto mismo eu que so apresó el primer barco morcante y en que se disparó ol primer cañonazo sobra las cosías de Cuba. E¡ Gobierno guardaba la actitud del qus aguanta y capea un temporal; pero uo puso ia proa contra el viento y las olas, desafiando los riesgos da la empresa ei- quo por su mal y el del país nos había metido. Ningún políti co hubiera ido á esi contienda insensata, y menos que nadie ol Sr. Ciño vas. Pero ya deuiro da ella, si era una necesidad fatal, hubiera demos trado, por lo raeuos, el valor do la desesperación, . »Coino no lo demostró, ei desastre ha tenido que s-;r mayor. ¿Ouftndo ha pedi lo el Sr. Sagasta la cooperaci )n, el consejo, el apoyo do todos los pir iidos? Cuando la cosa ya no tenía remedio; cuando lo q'.ie se solicitaba do nosotros ora el visr-o bsiouo, la confui'midad coa tanto ¡nfirtmiío. • No obstante, lo dimos y uo nos opn siuios á la paz, porque la pérdida de todo nuestro imperio colonial era ya ,1111 liechoXrreraediable.- Salvar alguua_ parte 'd'4 fiTiVstrVsofteíaina 'e:r'Flífpiñas será seguir desangráudoiioa, para parar al cabo en quo nos quiten lo que ahora nos dejen, »Es necesario que nos c-mvonzamos liemos cesado de ser uua nación coló nial y ya no podremos aspirar ¿ reanudar nuestra historia ou ese punto, si es que ha de conservarse eu su integridad ia Península 6 islas adyaoii tes. Cuando todo ol mundo se conjura contra uno, tiene razón contra uno to do el mundo. Y Europa com-j América so hau eoujurado contra nosotros, desposeyéudos de la capacidad de co Ionizar, olvidando que llovamos nuos tra civilización á todo mi couUucute. oReunuciemos. pues, do buen grado y para siempre á ¡as colonias. Resig némouos, por dolorosa que sea esr.a resignación, á ser lo que éramos ca tiempos de los Reyes Católicos, antes de descubrir el Nuevo Mundo que nos ha aniquilado. Recojámonos á pensar que nuestro estado actoal, en cnanto á territorio, es el mismo que entóuces, salvo qii9 no tenemos un Hoy Católico de donde arrancar para nuestro poderlo y grandeza. nSicudo así las cosas, reducidos á los limites do la Paulusula, si la hornos de conservar, es precio quo desaparezca el Gobierno del Sr. Sagas'a. El es el culpable inmediato de lo que sucede; pero aunque no lo fuera, ton dría que sufrir el castigo de su des gracia. Es imposible que haya deuda que no so pague, y este Gobierno la lia contraído, y grande, enorme, con el país, al perder sus colonias y a] no salvar su honor. . «¿Quién sucederá al Sr. Sagasta. quo sin prestigio, sin fuerza, sin autoridad, sin rumbo conocido, eu total fracaso, ba de caer necesariamente? El Sr. Silvela se presenta á pedir la herencia; pero para ostos>ir[a nacesa I rio que tuviese un partido fuerte, cjm pacto, do ancha base, y no nna frac- . cióu, todo lo respetable quo se quiera, j pero una fracción. ¿Se forunri al cabo un partido conservador que sea lo que fué? Eso lo dirán los acontocimieiitos. • El general Polavieja aspira á redimirnos á todos los partidos políticos, y por aiíadidura, á la nación. Si fuera algo su partido, sería una perturbación más para España, de l »Yi bo creo que haya nadie qne te'ngat:rá,'pre tensión desgobernar sin partido ^ crear Cámara'ii sin adeptos, y administrar, en fin, sin otra pi,epa: ración qiíe Un Man i fies tí)'. Creer quo la Gacela dá: 'por sí los ^\rtidos. será conformarse con inventár un órgano artificial para cumplir la' necosidmbs reales de la vida. Y ia Gacela lo pno do hacer todo, incluso ha presidentas del Consejo, todo menos hombres de Estado. «Los tiempos no e-itáu para eso género de intentonas, que sou bien nmargo! y tristes para abitar al pais con ol propósito de mentidas re^oueraciones. Los tiempos son tan amargos, que, en verdad, uo se puede augurar lo qne será ol porvenir. "Treinta años llovó dé vidi parlamentaria. Acostumbrado estoy á ver nacer partidos y il verlos disap.trccor sin haber vivido. Nunca htbía presen ciado ia aparición d? un partido nnovo con turnos fu o rea q-ieese quo sí t'.ns presenta com» salvador. »Y la pregunta vuelve i fonnularsp; está en todos los labios y cu todos ' los corazones: ¿Qué sucederá? ¿Oómo saldremos del actual pantain.'? Lo úoico^qtio^pued^afirúiarsc, caique "fró3~inilamo3 iihEo iÍir'piíe¡Üb""ínofÉ5,_ falto de ideales, ó porque no los oucuentrau eu si mismos ó porque uo los descubre en los que se lo ofrecen como redíutores, ó por ambas cosas A la vez. "Nuestra situación es idéntica á la del quo siento ol choque, ol golpe de un proyectil. En el primer momento no sabe lo que lo pasa, y lo mismo puede caerse por estar herido mortalmente, como incorporarse y echar á andir. Y nuestro deseo, nuestro vivo deseo, es que suceda esto último, que España .so incorporo, so recobre y salga andando.» EL MÁRTIR DEL CANEY Cuando una nación gimo bajo el peso de inmensa pesadumbre, cuando desastros como el de Santiago do Cuba y Manila determiaau la pérdida de nuestras colonias, cuando millares de soldados regresan fl la Pátria sin las armas, que quedaron en poder del enemigo; mundo nuestra escuadra queda hecha pedazos, io mismo eu la gran Autilla que cu el Archipiélago filipino; cuando los hijos do tantos héroes tornan enfermos de espíritu y do cuerpo á sembrar la amargura eu los hogares cou la relación do ¡naca bables desdichas, cuando las horas sombrías d >! dolor llegan para los pueblos, y el espíritu se abate y el corazón se anonada, y muere lo que se llama opinión pública en medio de una atonía desconsoladora, es grato registrar alguna nota que levante ol espíritu y reanime la conciencia pública. En medio de esa s^rio de desastres, de capiuiiacioucs que en su día juagaremos, do pamuaüdades que las gdiitos reciben cuando menos con des preciativa iudiferencia, hay uu uom bro qua los verdaderos españoles pro nuuciau cou veneración y respeto. Ese nombro os ol de don Joaquiu Vara do Roy, general de brigada, muerto gloriosamonto ou oí Caney eu defensa délos sagrados iuteroses.do laPátria. El caballeroso Vara de R-jy es la encaruación genuina del espíritu del Ejército español; do ese Ejército que, hambriento y desnudo, realizaba pro digios de valoren los campos di Ita lia, á las órdenes del Gran Capitán, y que quemaba, con liorniu-Coi^ós, las navos para vencer ó morir; que en la guerra de la Itidepeudoucia hizo morder ol polvo á las aguerridas luíoslos del capitán del siglo, ol cual, en carta dirigida á su hermano José Napoleón, consignaba qne los espafio les eran indomables, y qne eu Africa, al mando de! ¡lustre O'Douuoll y el legendario Prim, reverdecía los laureles del Salado. Vara do Rey tenia ya Finia ou Cu ba do valiente y activo. Jamás podía estar en reposo. Su persecución á los mambises era de todas las horas, de todos los momentos, é indiscutiblemente, á sus disposiciones se debió la muerte del famoso cabocilla José Maceo. Si Vara hubiese obrado por su pro pia cuenta, en plazo muy breve, el dopartamouto Oriental de la gran Autilla habría quodado siqiiiora ou las condiciones de Pinar del Rio, cu que las gentes trabajaban do modo tranquilo eu aquellos hermosos campos, onistioudo sólo pequeñas partidas eu las lomas mis lejanas. Pocos días antes de declararse la guerra, el genera! Vara tenía U aufo rización correspo'idionto para regrosar á la Peiiiusiiln: más hallándose cu Cárdenas á visitar i un hijo político suyo, enfermo de gravedad, sabe qne os ya un hecho la declaración de guorra, é iuinodiatamsnto telegrafía al goboruador general, siguificáudolo que romiocia i la licencia concedida, pues dada la gravedad do las circunstancias, todo militar digno dobia permanecer en la Isla. El general Blanco contesta dándole las gracias por su noble comportamietito y ordenándolo que se encargue de nuevo de su brigada. Regresa, en efucto, á San Luis ' el bravo soldado, donde aquélla se ei-coutraba, v siempre eu actividad cons "taíite', ilügaa'nis'^Isjióras'flo'Sirraar-tirio. Eu lo? últimos dias do Junio del año fomente tuvimos ol gusto de estrechar su mano en Santiago de Cuba, y todos ios espaíiolos teuian confianza en aquel soldado de estatura uo muy alta, de barba luouga y de ojos chispeantes. Vísperas de la batalla qua so libró el primero de Julio, Vara de Ri-y fué enviado al Caney con unos 'J03 hom bros y sin artillería, para resistir á un enemigo podereso. Cuando marchaban á su destino, su horniauo y avudanto, don Antonio, lo pregunté: «Qi(4 le parc>;c, ¿saldremos bien:'" El general, cou ia resiguación do las almas grandes y cou sonrisa amarga, lo contesta: iV" pienses mis que cu dos ulonas. ha humana, ai mo rir por la Patria, y la ¡¡loria ¡le ni is allá de la tamba. ¡Nobles palabras que revelan al militar pundonoroso y y al caballero cristiano! Sigue el héroe el camino del cal vario, y ya eu el Caney, toma todas lasdisposieiouesquo su grao iutoligcucia y pericia lo aconsejan, y se lanisuta desde luego de la falta de artillería, quo situada eudotouuinadAemiiicucia, hubiera sido un auxiliar poderoso. El enemigo cou fuerzis do y á 10.000 hombres, acomi.tc tenazmente al Caney, y, aqnol puñado de valientes se bateu con bravura, sembrando eu las filas americanas el terror y ia mnot'te. El combate os rudo, la lucha larga y enconada; y los claros quo eu las filas enemigas hacen las balas de ¡o, nuestros, se cubren con soldados do refresco, mientras los soldados de Vara no reciben refuerzo alguno y sus íilas so diezman, y por fin se acaban las municiones; mas nadie piensa an eutrogarse; y aquel piiñado de bravos cargan al macli'jts y aún ol euemigo retrocede. iiutoiiC'íS ol g-mernl Vara es herido eu una ó en ambas piernas; y lio aquí el Justante eu que pudo salvarsí. [labia perdido ia mayor parte de las fuerzas, no tenía municiones y había hecho cuanto eu lo humano cabe para dele nder ol poblado. Cou lo /an taibandera do parlamento y eutrogarse prisíouero de los americanos, estaba conseguida su salvacióu y la de la escasa fuerza que le quedaba; mas el bravo c.uidiilo, encarnación coun hemos dicho antes del espíritu del Ejórcito español, demuestra al mnndj que aquél uo quiere mis que dos es tromos: ó la victoria ó morir envuelto eu la sagrada bandera do la Patria. Recogido en una camilla, desdo aquel lecho do dolor dirige la retirada de sus mermadas huestes, y al caer mortalmeuto herido su hermano y ayudante, pues una bala lo partió la tráquea, so incorpora el general para ver lo que ocurría, y un proyectil del enemigo, peiietrando en la cabeza, le causa la muerto do uua manera rápida. Entran los uortoamoricauos cu Caney y quedan mudos do asombro sin poder comproder cómo uu puñado do hombres, sin elementos de combato, hau podido cansarlos más do 1,000 bajas, impidiendo duraute mucho tiempo su entrada eu el poblado. Recogen el cádaver del que fué general español y le hacen suntuosos funerales, dando ejemplo á España, en cuya capital ni eu otras poblaciones do importancia, ó al minos de ello no teuoin os noticia, uo se han hecho exequias por el alma del mártir dol Caney. (I) Josti M. González SuniuNO, (I) Miiclns -le 1:js nn'ici.n ciiHltf'iadis "ii este at'lifliil'i fiifii-'-rii ri'c líí-Uas ily lalnoi del liBi'Ni.iiui liel geniiral O'1'1 vivió diis i:l ll'Hliil.i! rililil,ii''luS!ititiiiKO de Ciil);v. :)!!! XiOs estudios ele Filo ¡¡o fía y Letras He aquí la parto dispositiva del Real decreto del ministerio do Fomenta que firmó S. M.: «Artículo 1." La facultad de Filosofía y Letras comprenderá las asignaturas siguientes: fistiiiios li'igii!slicos.~í.n Filolo^iftiooiiiparada de latín y.eastellauo. — 'i." Lengua griega.— -3.° Ejircicio do griego y latín.— I." Lengua árabe.— 5.° Lengua hebrea.— G." Sánscrito. Estadios literarios. — I." Teoría dol arto y principios de literatura.— 2.° Literatura española. — 3,° Literatura latina.— 4.° Literatura griega.— 5.° Estudio comparado de las modernas literaturas europeas. fisladios hixtóvicon. — l.0 GeograIfa genera! histórica con ejercicios do cartografía.— 2." Historia crítica de España.— 3.° Historia universal. — 4." Sociología, Esliulioa filosóficos. — {.a Estudios superiores de psicología.— I." Principios de lógica y metodología. — 3.° Filosofía moral.— I.0 Metafísica.— 5.* Estética.— 6.° Historia de la filosofía. Art. 2.° Estas asignaturas se estudiarán on cinco grupos, do los cuales los cuatro primeros precederán ai grado de licenciado y el 5.° al de doctor. Art. 3.° Los grupos dol articulo anterior se formarán de la manera signieoto: Primor grupo,— Filosofía comparada de latín y castellano. — Goografía' general histórica, con ejercicios do cartografía. — Teoría dol arte y principios de literatura. — llistiria critica' de España. Segnuio grupo.— Uistoria universal (primer c irso).— Literatura ospa - n ila. — Lengua griega (prinnr curso). —Estudios superiores da psicología. Tercer grupo. — Historia ntii versal (sígundo curso.)— Literatura latina' con ejercicios do traduccióo. — Lengua griega (segundo curso),— Principios de lógica y metodología, Cuarto grupo. — Historia universal {tercer curso). — Filo-iofla moral. — Lengua árabe.— Literatura grioga cou ejercicios de traducción. — Estudio comparado de las moderuas litoraturas europeas. Quinto grupo. — Lengua hebrea.— Sánscrito.— Sociología. — Estética. — Metafísica, — Historia de la filosofía. Art. t." Las asignaturas de Filología comparada, lengua griega, árabe, Historia cr'ticado España ó His ¬ toria Universal eu sus dos primeros cursos se enseñarán eu lección diaria. Todas las demis soráu objeto do lecciones alternas. Art. ó." Eu el primor curso do Historia universal la enseñanza so limitará á la edal iintigm con estudios protohistóricos. Ei segundo curs) ijibori abarcar