JUVENTUD íí sus galas, Ln la calata apaejnb' de una alameda silenciosa, csiudÍ;Lba él, slalta^lo en un baneo, bi-stigailo ya i'or la ¡uoximidad de h>s ex.L menes, Lnas risnas, fresra^^, ar¿.oni tinas, que a él le sumion loi el alma como trinos de lui^ranrs, L quitaron (le su absiraei luii. Jiistí- níano resulía des]jieriatdr y ij^s derrotado siempre^ por el ¡irodigio de una bo^a honita que ríe y al reír gozosa, inuestiji una:^ lindas perlas entre la fresoni y roja í^'d" aina de los bibins, ,. Era nn grupo de modistillas, Lns alegres > ¡-i .,, ¡¡'i riles modistillas madrileñas que acriosOj resolvió j\ijudo, dceididn. S" levantó resuobii y cjieontró i|i, jire- texto banal ¡tara entabbaí conversación \ jos diez minutos, las l)urlonas ni' ni irruías \ f'^eniando, era II lo^; iul jiire-^ amigos del mundo. Después vinieron los días de i-^ pennla a la sábila bd taller. I u obrador de ii"jibi p-'.-^ho: ¦ Madame Lucille-Kolies ^laiucaux > por donde desfilaban muelias aristocráli- eas bellezas de la (.'oite. Mas tai- de, a medida qu'' los días frau>i'U- ri'ieron, el e.uano que ios unía, se hi^o más giajide, ñus íurimo, más confÍdencÍHiI: un jimor que echó ranees Ki\ sus corazones, qUe se apcídeiaba de su alma sin sentir. ^iin ipji' id ipídierji <¦ i ii,tr qUi' ai i'ai- i^ase tan profn]id;uneijtc. Kra tan buena, t.iii eiirifinsa su Annadila, que no ipu'ría .>aln']' Unida imhIs, ni pensaren el día m quo aqmdlos ajiiore-, [U\' il'Sen q IH' s a nos loda\' ia. Y lii> dus años, liabían Irají--' u- n ido, <<\\\ apenas darse cuenta, liejájidose Ib'var por la eorricnte, %ÍvÍeudo su vida dich'ksa v des- [ireoeu|iaila, f iii'' [lara Fernando una d'kioro'.:a S'a'i>resa bailarse con su earreía tciudiiada. Fué como el d'^qno tar de vin pblrLdo sui^fio, rnriintraudose rara a ejjr.j eon la realidad, un ¡k'ico ermla, descarnada, lie la vida, que lo llevaría por rumbii-. bjrii disf intos. Aqiudl jiüdia continuar. Demasiado r jjnin'endía id que en su austera familia de hidjil^a y bbi- sonaila estirpe, no tendrían nunea favornjble am-ádji aquellos amoríos i[iii' ríii'nqire oeultó. Jauíás llegarían a eoiisiderarlos otra cosa que ilevaneii^ do sus aTMJS muzos, aven- turillas sennmeiitali'S de estudiante. í|Ue qued.in a linr de ¡íieL Y a pesjir suyo, iusiüsiblemence. ío mejor d- -w alma bi \>\\-" ro \-m-' cariu'k qiC' rl mismij lendria ipM' ¦b' i'i^ilazar ahora, frÍHamcnb', ¦¦ri- rre sus manos.,. Xo sr atre\ ía a afriaiiar ante suspadrí"-, el peligro de una lucha abierta. Na bi era él sin ellos, ni de ellos podía presciudii . A despe- (dio suyo, se notó egnisla. El celebro veiuda al eorazoii eiJ un doloroso I]\ieasM de dulces idealidades, Sobre bis ipte se erguían triunfantes V dominadores los eonvurnio- naliatnos sociale,^. MlJ^l^.^ desprecio de si mismo... Se ahogaba...