r Y cfirjrnrcni :i in liayonoti nuestros ¡wltliuiiis. itrotegidos . ¡>or ln fivtilleriíi oii su )iolijjrof.i osconsiiírt. Lis jn'imcrns línp^ do los asaltantes h.ih't'wn cnoi'jjo A cuerpo con los \\\~ siin-ecn?, los cuales fuoi'On arrollados liuyeüdo "Oí" n:ia cañada, y la columna continuó su marclia, Cíoiiki tlosdenlll oyom olcnTionoo do Santia^í» de Cnba, Escario dijo ¡i su-i S'ddfido^: -;Miicfiftc'ios. allí iu>s llaman!¡Ado* lante! rallaban nuevo leguai para Itogav áSjníiago. las cuales Vaoron vec.m'ioi-o no fué así, y el (tobiorno liolandés probibió todo aprovisionniciento, fundAndose en ;la declaración de neutralidad!, nsi como, qua entraran nuestros bii'jues ou a'¡iiol jinerU), Kl •'íVrosa' y el «Viacaya* no contaban in its quo con fflX) tonelada» de carbón, y en estas condiciones la escuadra hizo rumbo á San tingo de Cuba; único ponto donde lo permitía Hogar !a provisión do carbón quo llevaba. En la madrugada del 19 de mayo, la escuadra hizo su entrada en la bullía do -Santiago do Cuba. Entró en el canal por el ordon siguiente: Primero! iba el «Infanta Síarín Torosa» con insignia do ¡ihnivante; luego seguían eí «Colón» y el «Oquoudo,» E! «Terror» y eí «Furor», iban eñ medio. Frente á la boca dol Puerto do Santiago encontró la escuadra española A un buquo mercante norteamericano armario cu guerra. Al ver ésto los barcos ospafioles huyó. Los «lf.ti-iiiy.rt t.ni'Won qiii) nban~~ \i¡ comí) us tibio. Al íüicantrat'sc !n escuadra dentro do la bahía do Santiago vióse que no p.jdifi provcfírsc dtí carlji'ni como preí üidía. jifir carecer de combustible. Se mandó A buscarlo A líaiqniri, y «o consiguió no sin uiucbas dificultadas, jhiv !as dcíicicni-ias del servicio del íerroenrríl. Cuando la escuadra se enconlróajnovisionada y en disjiosición de abatido liar labnbia. fué Je imposible ofect uarJ.>. ¡lorque se presen U> la poderosa cs(■■indrn de los Estados Unidos en la bocx del puerto. Cnando nuestros barcos estuvieron n]n--'V:-:iiinados de carbón tomaron, posiciones en la bahia defendiendo la futrada do la misma. Kl 'Olún;. como barco protegido, f» cjlocú en primera linón, atravesali i e:i la lioca il'd puorlo. El ^íl de .Mayo rompieron los ynnJí'.-e.* -\ i'nftgo comrael «Colón» y 1« * b:iU-I¡a" do l:':l'j-a. '.--■nli'Sto iiimedÍEitnmcn te a! f.ieg.i ciíef.'iig'i. Kl nlmii'íintc Cervei'a (ia- 'i ■'■ ;)ird'i d«l 'Culón, j .'i1 (■.■■::] batí d::!-.i 11:1.1 baja, retiránd '-f i-i-i hni'Ci'-; norteamericano^. I i.--;'ie tierra pudo verso quo el acoivi?:::!^ nni toamericano «Indiana» Ho1 ha fiiog » A popa; j ¡a madrugada del 1." do Junio c1 tlí.-íoa Mercedes» bi70 fuego sobro p! .-Merrimac» que se dirigía hacia la 1>. n 'le! puerto. Ki '^lerriuiac» entri'i en el canal, y bI iiegar á la primera línea de torped 'i se dispararon dos de éstos, quodnni'u parai'.o el barco, moviéndose solo ]>!ii- la fuerza de la marea, hasta llegar :'i la segunda linea de torpedos, que i':^.W.v iflinbién. Ei 'líi'í.-a Mercedes- y los doslrovirri empaño Je s erliaDii A pique el * .■'íeii'i .;i¡ie» a'. -.'-i momentos después se presen', .-.rou c:i ii::a balsa el teniente Hopson v siete lucubres más, quo fueron het'.ios prisioneros. Ei'-os declararon que su propósito ova penetraren el puerto di; Santíagj y lanzar torpedos sobre nuostra es1- ladra. Oslate del caíiikíe naval Santiago. Habla ei Sr. Xavia. tripulante dol Y so rompió el fuego por ia capitana cuando, nosotros, por sor los til ti-tuos aún estábamos A basta uto distancia de la boca dol puerto- Antos do salir ya habíamos recibido algunas granadas on la parteado . proa. Yo iba 011 la cámara contral do torpedos do proa, que por llovar cerrados toAat los portillos, segdn habían ordenado, no pudo ver con dotallos lo qiwocun-ia en el oxtovíor. . - Estábamos tan convoncidos do quo nos iban A matar, quo todos ontrábnmos muy, sorouos animados 011 combato. . ,, . No llogamos A hacor uso ininodiato do los torpedos, porquo poco después de haberse roto el fuogo una granada do grueso calibro, atravosando las cubiertas altas, vino á'rovontar'sibro la protectriz y muy corea do mis píos. Eíta explosión mo hizo 'caer do espaldas, híriéndomo los cascos do la granada ligorainonto on una piorna, y 011 tanto, un astilla do la escala (I.o ostrihor so mo clavó on ol jiocho, 'corúa dol corazón. ; !' Al incorporanno obsovvá quo oi tubo lanzatorpedos do estribor había sido destrozado, y quo yacían on oí suolo sin vida algunos do los sirvientes do la cámara, otros llovidos 1 c^uo trataban do ganar la escala, quo tampoco existía. Al fin tuvimos quo^abandbiiai- la cámara por haberse incendiado los malo toros1 y on tranquilados, y. sor irrespirable la atmósfera; ¡ ■ Me caí sobro ^cubierta somiasfixiado junto A la escotilla' d.e";pstriborV" :i ' Con una' mongíiora que me aplicaron A' la caboza mo-roanimé. Al levantarme encontré junto á mí al segundo co mandante, ."D:; yictor So-, IA.' quo animaba 'A !lii:gout¿,' dando, muostras do gran'valor, -y al guarda marina Sr. ¡MufiOü, quo mo abracó diciendo: — ¡Hoy has'náoido! En aqnel'.momonto, una granada de gruoso calibro explotó' A mi 'Ospalda, qnemAndomo ol pnollo y entorrAndomo un clavó dotrAs dó la oroja. : Esta granada fué la que mató al sognndo c.">mandante.'•'■■ii,■'''" ■■ Le vi -caer .sobre -cnbiorta boca abajo. No pronunció una palabra. Sobre su cuorpounanimado cayó ol dol primor condestable, D. Cristóbal. Ai'sabór olSr. Lazagu, conmndanto dol Oiiamdo', quo'ardian los pañoles do popa, haitó al Torosa, poniendo la proa A tierra y varando ol barco. *' Cuando esto sucodín yo me onoontraba on la cámarfi dé proa, dosdo la quo, previo aviso,, so dispara ron dos torpedos sobro un barco quo trataba do cortarnos la proa. Subimos á batería dondo varios corapaileros, desnudos, estaban ya en deposición do lanzarse al agua. ■Pijoron: —Vamos A salvarnos todos juntos. Mo quite lá ropa en la cámara do torpedos, y cuando volví A subir, ya no quedaba sobro cnbiorta ninguno do mis cóm pafióros. i 1 - Entóneos salí por la porta dol cañón do babor andando par la cadena del ancla do osta banda. Pudo distinguir sobro oí puente al eomandanto, Sr. Etizagn, ol cual, aparecía sereno, con los brazos cruzados. Junto A él habla varios oficiales heridos. ■ Después no lo volví A ver. Jfe arrojé al mar. Nadaban A mi alrododor muchos tripulantes dol Oquendo. Tardó voinlo minutos on Hogar A tierra, por tener quo auxiliar á los que no sabían nadar. No llevaba más que camiseta y cal* zonci llus'. Una voz en tiorrn so unieron á mi veintitantos marineros, y tomamos por un ostroclio camino que conducía A un monto ininodiato. Combate de Santiago Son "tristísimos los relatos quo el condestable del «Furor» y algunos manneroa del «Teresa, dosembárcados en la. Ooruiia, hicieron respecto al combate naval de Santiago: ; «Eldia2 do JnIio,7-d¡con— so .reunieron en el «Torosa» lós comandantes do los buques, ó indudable monto en .la cont'eroncia so acordó la salida. . ■ »Esto nos lo confimó ol aliniranto, que al salir mandó formar la" tripulación dol «Torosa» para .dirigirnos una alocución. . ■.; . = ■ En ella se nos dijo quo el deber nos llamaba A otro lado. •Aquel mismo día debíamos zarpar; poro la salida so aplazó para ol día siguiente A las nuevo y media doda jnaiíana.- - r • En ol moraouto do salir ol almiian- Ji.-^.j n ')»";' n ■'■ iowa.mim-nJu i [tes; r- — »IÍ1 buqno insignia va ol primero. Si, como supongo, me destrozan, ustedes sigan sin ocuparse do mAs quo do desombotellar los barcos. Con uno quo llegue á la Habana habremos alcanzado ol triunfo. «En cuanto salió ol «Torosa» hizo fuego su torre do proa contra el «Brooklyn», teniendo cuidado autos do auogar todos los departa montos para provenir los ofectos incendiarios do las granadas. •Todo el mundo ocupaba sus puestos. »E1 almirante Cor vera iba on el puente alto con ol comandante Concas y todo ol estado mayor. ■ Cuando el «Teresa' rompió el fuego, los buques yankis so hallaban ü 'K) cables, ó sean 2.000 mctiros. . - »E1 «Torosa» hizo blanco on el «Brooklyn, ¡mes vimos A ¿sto dejar su p 11 Coto A otro* barcos que no (firdaron en cercar mis. • En aquel uioiuonto dispararon todos. • Yo — dico el marinero dol «Torosa» — vi que bajaban herido al coman-r danto. • El almirante Corvoraso acababa do sentar pocos momentos antes do doclararso ol incendio Abordo. ' . i »A su lado estaban su hijo y varios oficíalos do su estado mayor. ^ »Crco que ol almirante trató do suicidarse, impidiéndoselo las personas que estaban A su alrododor. . »Eu la bandado estribor iina'granada habia matado A un cabo do cañón y cuatro marineros. • La cubierta dol barco aparocia roja porcia sangre do tanto hurído como habin quedado sobro ella. «Otro proyectil rompió la luliorio. del ngna. • Entonces, quo fué cuando einbarrancamos para arriar la bandera, el almirante, rocomondaudo que toda la tripulación so salvara, permaneció largo rato 011 ol puente. - • El fuego en el «Teresa* empozó por el cangrejo, comunicándose en pocos momontos ¿ la cámara y haciéndose imposible dominarlo. .', ■ _ «Cuando éi barco embarrancó, todar vía cargábamos por la banda do ost ibor. . , .. »E1 «Teresa» suspendió un naomonto.sns fuogos para dar paao al «Colon», que Imbia disparado todos' sus cnilonos. »A medida que fueron saliendo el «Oqnondo», el «Vizcaya» y el «Colón» fueron dostrozándolos los fuogos onomigos.» ■ : El condestable del «Furor» dico quo murieron 18 do'sus compiiiieros. . El «i'uror» fué ol único :quo so fué A pique- , 1 " ■ ' Un disparo que recibió >on ¡a caniarota do popa produjo el incendio, quo on seguida so .comunicó al pailol do municiones. 1 ■ «No pudimos— aíladió el -condosta■blo-r-aproximamos A mAs do 800 . metros para lanzar torpedos.. . .. Todos'ostos marinorosy un guardia niariná' dol «Oqúoiido», llamado 'don Ramón Naviay -llegaron 'á' tierra, A nado, emprondiondo luego su' porógrínación, cqmplotamonte. desnudos, hasta Santiago',; pin. iaédios'.de .subsistencia y no'aiimóntAndoso iaAs que do frutas. Todos cúontan .espantosas penalidades pasadas para escapar' do on - inodib do loa insurróctos,"(iuo '&. modidaquo -anl inirl oB-inB(.Qlmf[;iú,,qiicrab rnzaran-su" causa, ■ '■' . ■ *** , '. - . Muerte do Vill'aamil He aquí lo que dice el condestable) dol torpedero Furor; »Como 'murió ol comandante Víüaamil no lo sé, áunquo supongo quo debió ahógarso. Cuando nos fuimos á píquo nadamos mas do dos millas. . En ol agua nos mataron cuatro hombros, salvándose los demás A nado. Cuando me arrojé al agua vi acercarse al «Furor»' un bote, en ol quo croo so salvó ol. comaudnñto Carliov.» Días antes de salir la escuadra se había trasladado del «Pintón» al (Fviroiv ''''■." «Un el momento do Ja'sijlida, pasoá? baso iuipaoiojil.p desdo la torro do pro», por la cnbiorta. .Ordenó zafarranobo do combato, quo empozó poco dospuos. Como las primeras granadas cayeron dentro do las máquinas, jol «Furor» quedó sin gobiorno. ■ -■■> ■ . Marchaba entonces á toda máquina. Un casco de granada arrancó un brazo al maquinista Cor.vera, salpicáitdomo do sangre la cara. Entre los compafioros lo. llevamos 'ij Ift .onformoría, donde debió, morir, al hundirse oí barco. '■'.[',:<■■:■ " ■ ■ Los primeros tripulan.tos dol «Furor» que,, consiguieron, ganar; tierra, fueron ol . segundo "comandante' ■ y oí práctico. Este afirma quo vio á Villaamil dos pojarse do la guerrera, ponorso el salvavidas y tirarse al mar, y:quo después la perdió do vista. . Si ayudanta do YiUaamil, D. Francisco Árdei'ius, . so hnbía -pijosto do acuerdo oon .el; roposíoro,- cuondo el «Furor», se lumdía, para ;quo lo ayu? daso A ganar la playa. Echáronse- ambos al agüD,, juntos; poro, como 011 aquel instante ol alfórea do. navio Noval Jmbioso perdido una:: piorna, so abrazó fuortemo.n tomento. al repostero rogándolo quo |lo salvara.- Ardorius, compadocido. de.la.!.sttuación ;de ; su compaficro, dejó, que lo- auxiliasen, cooomo podía, é intentó volver' al «Furor», cuya, hélice lo hirió oh .una piorna, quedando . imposibilitado - de diririgirse á tierra. ¡ . Fuá recogido por, una do las lanchas que enviaron los yanquis, on auxilio do los náufragos.» Los diarios de Madrid y provincias vienen llenos do referencias que híiccn los repatriados, acerca del combate de Santiago y do leí. muerte heroica do muchos de nuestros soldados. ■ Nosotros nos ■ limitamos á copiar' lo 'trascrito, esperando que el tiempo y las circunstancias descabi'an éu su'plemtud la verdad, y aclaren .'ciertos misterios. .'^ , . * ♦ ...... . . La E.eligióii.y la patria.— Lo que fuimos y lo que somos. — Causas de nuestra decadencia. ' La desgracia oprime, hace llorar; pero también obliga ú, levantar el corazón y el pensamiento. Guando todas las osporanKas hnmanas""es'qúivan '^nuestros doseos ó inutilizan "nuestros esfuerzos- volvemos el corazón á Dios y miramos al cielo. 1S1 dolor purifica. La humanidad se salvó, por la crucifixión de un Dios hecho Viombro. Hoy ejíperimen tamos un bienhechor regreso á la fó. Los libera' les más ternes acuérdanso ahora de la influencia social y política de la Iglesia católica, y el recuerdo vaga por su conciencia como un remordimiento. La reacción, el retorno ai verdadero camino es evidente. Ayer Julio Burel ensalzaba k Felipe II y reconocía en El Kcndtlo las glorias que el catolicismo proporcionó il la patria ospnúoln. Hoy el a<5í\ov Iteparaz confiesa on ol mismo periódico la grandexa dol rey católico y canta el mea culpa en un tono tan sincero y elocuente que no podemos resistir el deseo de copiar los párrafos más salientes do su confesión. ■ ■ Hé aquí como se expresa el liberal Ileparaz en ei liberal HaraldO) . ' : ■ «La gvandoza y la liormoauro de la España de mediados del siglo XVE, llegan A pare cor nos maravillosas y casi s;)bronaturalos oontorapladas desdo ol fondo dol abismo dondo, mutilados y ompoquoíiocidos, yacemos más muertos quo vivos. «Católica y monárquica, la constitución do España, toda española, os tai acabada. Jiodonda por ol Océano y por ol Pirineo, la Pouínsula es ni} gigante on cuyo 50110 formonta la vida; tiono los brazos vigorosos, la cabeza inñamada por el fuogo divino, el corazón honchido de ambiciones. Ocho siglos de moditación mostráronla claramente nna fé quo os para olla la .verdad eterna. Ocho siglos do guerra ondurocieron los músculos y la acostumbraron al' manejo do las armas. Ocho siglos do interna y dolorosa agitación la llenaron do ambiciones y do una sod abrasadora de dominio, do goces y de imperio. ■ Siéntese fuorto y créese dopositaria do la verdad... Ante la primera explosión de la fuerza y del genio «spatiol todo codo: nada pue¬ do resistir á los brazos Ucvóicos guíados por una creencia ardiente. Europa inclina la cabcua y la misma naturaleza se ve obligada A revelarla su? secretos.» Asi define aquella Espaíia el insigne Oiiveira Jlartins. K-ío fuimos: nodio ha sido más que nosotros; no son tanto aún los Estados Unidos y acaso no lleguen á sorlo. Peleaba ol mundo entero contra nosotros y noso ti 'o.; solos le hacíamos fronte y lo humillábamos (Je 1.720 ¡1 1*j80 voncíamos á los fronce.=es en Pavía, Han Quintín y Gravelinas; á los alemanes en Muhlberg; A hrs flamencos on ííeming, ATons, Mook y Gemblous; A los turcos on Lepanto; A los mejicanos en Qtumba: X los peruanos on Cajamarca y Cruzco; A ingleses y franceses juntos eu las Terceras. Y no era nuestra única fuerza la do ¡as armas. Inau jurábamos ol estudio y exploración do las tierras nnevas. dando á conocer sus ostrañoa prodiictoí minerales, vegetales y animales. Mientras Fernández de .Oviedo, Acosta, Fray Bernardo García, Antonio Yülasante, Fernandez de Éncíso. Alvarez Cli.mca y otros infinitos estudiaban la fauna, la llora, la mineralogía, la antropología, la geografía y la historia del Continente americano, el portugués García da Horta anticipábase A todos los médicos dil inundo en eí conocimiento del cólera morbo y en la descripción de los íhmjA's, droyas y cosa* medicintdc-i de In hvt!a; Alfonso de Alburquerque concebía oí proyecto de unir ol mar Ilojo al Xod i te r niñeo, y Bonito de Ooos cruzaba las inmensas mosotns asiáticas, lirsta llegar moribundo A Pekin. Cuando hizo falta nna doctrina religiosa que oponer A la do Latero, para quo do la lucha entro ambas surgiese la fórmula eclesiástica que había de guiar los pasos de la humanidad, k dió Espaiía por medio do San Ignacio. Cuando fué preciso y urgente reformarla Iglesia do liorna, España dió los principales reformadores en el concilio do Tronto.Qqandolos soberanos europeos, como. Isabel d^ Inglatopra, se dedicaban personal mon Le A la trata do ctólavos, los Royes do líspaña, Jsabol la Católica, Carlos I y Felipe II, prohibían bajo las mAs so veras ponas hacor esclavos en Indias. Cuando nadie pensaba on catastros, diccionarios y mapas geográficos, dispuso Folipo ÍI quo so hiciesen los do España. Cuando nadie sospechaba la civcnloción do las aguas 00 coA ni cas las dosonbrioron los pilotes ospatiolos, anticipándose cuatro siglos on su oonociinionlo ol amerii-ano Maury.» Esto fuimos cuando la fé movía nuestra voluntad y nuestro brazo. Véase ahora lo que somos eu brazos del liberalismo y de la indiferencia religiosa. «En suma, oramos los primeros en todo; no s.iío on las armas, conjo croq 01 vulgo, singulannonto el vulgo culto, ol peor y ol mas ignorante do los vulgos, porque ni siquiera «.abogue 110 sabo nada. Aquella sociedad española, tan valíento, tan vigorosa v tan fecunda so agotó y so descompuso. Juntáronse A las causas materiales de la decadencia, tan potentes y tan desconocidas, las causas políticas v morales, en cuyo conocimiento tañías voces so ha ostraviad^i la pasión sectaria. El español ora grave. 5 ¿o de carácter, reposado, animoso. «I^o socarrón, orgulloso y domasiado inclinado A la ostentación y A la vanidad. Ahora os ligero, nervioso, valionio, pero tocado de fanfarroneriii, irrettoxívn y mas vano quo autos. IJosdoquo sirve para poco, lo ha dado por rcir. Habla mas en broma que en serio. Adviértese la margnitud do la caida on la comparación de Ioí; hombros típicos do arabas épocas. Compare ihtod: Cisneros, el iniciador do la gmndnna, y ¡Sagasta; Martínez Campos, Ulancq, Primo de Rivera yol duque do Alba, Firnesio y I). Jiiaq do A\\