ElXucensk- lirni emente su principio, es necesario quu sea constantemente nueva. El Monarca debe eclipsarse tanto más ante su principio^ cuanto más quiera hacer resalbi- su persona, del fondo de nuestra época; que es cabalmente la degradación.'- Lo que canicterixa la Monarquía, tanto como su principio, es de diversos pero constantes modos, Va representación del país. . La Monarquía debe ser. antigua por el principio, nueva por su aplicación á las necesidades de los tiempos. Si !o que decimos es causa de que nos ilosconozcan muchos del antiguo partido monárquio, esto solo consistirá en que ellos se han desconocido á si mismos.— Axigasto l\!ico- Una estadística curiosa DeiiliJ la muerle de FernaJq VII, ocurriila el 29 ila Sejiltembra de 1833 liasla la feclia, lian destínijieíijilu la |iresicia del Consejo de rninislros, en pro|iíi:dud ó 'uHerjnainenle, 55 hombre! públicos, ó sea poco mis de uno por cada año de los que comprende dídio iieriodo. Ejeroieron ese cargo siele veces los señores duque de Valencia y Sagasla; cinco el duque de la Toriv; cuairj los íeiíores general O' Dounell y Cánovas del CnsliÜo-, Ires Ws ^encraies Espariero j Tojiele j Sos Síes. Isiurlz y Ruiz Zorrilla; dos los señores Guniález (D Anloníu), Lo-: pez (don Joáqdin Mari»),' Gonstilez Óravd, el marijuts de Miradores, los generales Cúrdova y Piitn y el Sr. I'i y Mafgall, y una los Sros.-iMaitítieí üe la Rosa, conde de. TiTtíno, Alava, Villaíba, fllendizábal, HalaIrava, l)\vz de Rivera, Bardaji, conde' de Oía ia, l'órcz de Castro, F'atvut, Gortázar, Sandio, Kenér, maniués de Rodil, Gómez Becerra," Olózaya, dutiuñ de tíolomajor, Pacheco, García Goyena, conde de Clonard, Rravo Jltírülo, marqués do Ronca'i, Lersundi, conde de San Luis, duque de Rivai,. Arroeru, Calderón Coliantes, Armóla, Món, marqués át la Uabaua. general Malcaiupo, Fijjueras', Salmerón, Caslelar, yenerales Zavala, Joveílár y Martinez Campos y el. señor Posada Herrera. Corru'apondeu al reina- ■ do de doña Isabel I!, 57 presidenles ó Gobiernos; al periodo revolucionario, '15: á la república, en dos años, 8; al reinado de don AlUso XII, 0, y al de 0. Aify»so XU1, 3, Desde i." de Enero, en Nuera York la electricidad reemplazará á la horca para la ejecución do cnminales. En el laboralorio de Edison, en Orante, se han. hecliu ya experimenlos para deteriiiinar li inletisidad de corriere Recesaría para matar i un animal del peso íproximado del hombre. . Se eligió para el primer ensayo un hecerro que pesaba il-í liljfas. Se le. cortó ei pelo del teslud y de ia región espinal, colocando sobri! ambas regiones planchas me'á-s licas humedecidas con una solución do sul-* falo de zinc, y al cxiremo de alambros elócIricos. E! atiinul oTreció una resistencia de 1 200 obnii ¿ la cjrrienta; aplicóse ensegui ■ da una corriente interniileule de TOO vuel ■ tas, y el animal fué inuertu ¡nslaülñneainenle, coiiliiiuindose la aplicación por Iroinfa segundos para mayor iegurúljil del clui.to: ül cuerpo ni exlciionnente ni al inlerior presenta señal al«una del paso de ia Currienle, salvo = una chauuiscadura ¡leí pH.i que habla' ésl.Mo en cimt.iclo con la.s pl-nicbas . El experimei.lo se repilió en otro becerro con idémico éfecio, y [iiialmeiitü en un caballo, que pesaba 1 230 libras, rjUtí, ufrecietide'una resistencia de i l .000 ubins, fué inuerlo instantfiniiamente pór una corriente de 700 vueltas. La torre Eiffel. Lis briRirias de ubi eros que leabajan en la torre Eiltel, llama ia á ser' una de las obras más asombrosas que visitarán los quo concurran i la Exposición universal del año aclual en Taris, conlinúan su labor, sin quií aquellas discusiones y dmvenencias que entre los trabajadores y el Sr. EilTel, se iuscilarori al principio, tiayan vueltu S reproducirse , Ahora hay 140 hombres ocupados en montar la torre, la cual va subiendo á raión d« un metro diario, como término' medio. La bridada auxiliar empleada en la obra de pinlura, ferreleria,' enjjraiiaje y arreglo de pisos y lechos, se compone de -150 ooieros. ts torre tiene ya 120 metros de altura. . aVisia desde el jardin del Trucadero, dico un periúdico parisiense, parece como que sale de debajo de tiei'ra; y ajer, iniíandu la Is extremidad de ese coloso, el cual, sin embargo, se encuentra solo á dos terceras partes de la altura que ha de tener, nos preguntábamos. si sera posible que la vista descubra la cima de ese monumento cuandu lenga sus'315 metros de elevación • Eiffel, el arquitecto que concibió' el proyecto de esa obra, y que la eslit dirigiendo pérsonatmenle, letiia sus temores de que, cuando llegase la te:c perada actual du lluvias y nieblas, se malograsen sus planes. Parece que ya se muestra absolutamente trani|uilü á ese propósito, porque, á pesar de la altura extraordinaria á que están trabajando los ilbañiles, á pesar de! viento y de los aguaceros, aquellos obreros no sufren gran cosa, ni ha sobrevenido ningún accidente desgraciado desde que pasaron do la segunda plataforma. Los alb^ñiles Mrabajan con confianza, alegre» y decididas, como si estuviesen ocupados en una obra ordinaria. Eiffel, para estimularles, ha prometido una buena gratíricacioo á los que lleguen á la cúspide, de la torre. Cuando ésta se halle terminada, la ás-' tención de los que la visiten se verificará por una escalera hasta la primera plataforma, y desde alli subirán por ascensor basta !a parte más elevada de la torre. . Apegar de las dudas d<: los posimislas que. ya en Francia, ya en el exiranjero, consideraban esta obra imposible, los ingenieros, aunque no desconocen las dilicuilades con quo aun habríin de tropezar, se muedran absolutamenle confiados en su completo éxito. CORRESPONDENCIA. liu