■¡■■iÜ'íJi'Í'' SUSCRIPCIONES Lijigo, ur¡ nioj. . .... 1 pla. fuera, Irtméstrn (pago adelantado}. . - . i " > Ultrarnar'y extranjero 13 » Nú maro del día. . . O'GS > Atrasado. : . . . .' 0'15 » Comunicados y anuncios, presos couveiidonalGS. DIARIO DEMOCRATICO DE -LUGO ADVERTENCIAS Se anunciaran los libroa, folletos y revista» que so mmltan á la Redacciún, DaclÉndose uu Juicio critico más ó ménos extenso de los que por su itnporianeia lo moreican. ■ No su devuelven los eserltoi que por alguna razón no pudieran ín seriarse. Este perlúdlco no la publlc» los días slgulanies i festivos. AÑO IX. REDACCION Calle deljudn Jesús, S, principal. Viernes 4 de Noviembre de i AUMmsmeíóB Calla de la Boina, 3, bajo. NÚM. 2.381. ■/¿Hombres. ó ideas? ■ Para pertenecerá un parlido polílico ¿es indispensable aplaudir cuanto haga el jefe ó su iugar-teni ente? Para los* espíritus apocados, para las conciencias mercenarias, para los que todo lo esperan de los tiombres, es-verdad ■ inconcusa, que es imprescindible para formar en un partido encontrar admirable. cuanto proviene de su jefe ó sus prohombres; mas para los espíritus animosos, para jas conciencias, • para los que ponen sobre y ante lodo las ideas, para estos, el aplauso incondicional, la alabanza sistemática, constituyen una esclavitud insoportable á la que les es imposible sujetarse. .- : No^para ser libera!, no es preciso aplaudir á .quien ostentando el nombre, de tal y siendo jefe de un partido, ix. la Übcrtad asesta, sin motivo alguno, tremendos golpes, con ta suspensión de garantías, la censura; las sesiones secretas y los atropellos á la inviolabilidad de lok representantes de la nación; apiaudir esto, pasarlo en silencio siquiera, es un crimen de lesa patria, al que no se doblegan las almas bien templadas y los hombres independientes. Las ideas valen más que los hombres, estos mueren, aquellas jamás perecen, y si el nombre de los segundos pasa á la historia rodeado de brillante aureola es porque lian sabido defender y desarrollar, sin treguas ni decaimientos, altos y hermosos ideales. ■ Contundir la disciplina ele un partido con la esclavitud del siervo, solo es posible en aquellos que de la política hacen pingüe grangería y ¡i un hombre poderoso se arriman, para recojer las migajas queda su mesa caen; la disciplina, aáo-en -la milicia- parmi ta protestar, y quejarse de.. lo injusto y -arbitrario;. al esclavo, rio se le.cónsienle mis que el silencio, y';eso no' siempre; pues generalmente se le exige á más de la sumisión el aplaúso.y.la alabanza. - . . 131 que amarina idea, la defiende contra todo y r contra todos; el que sigue por propia, conveniencia á un hombre, defiende á este, aunque olvide y traicione los idéales que forman su credo político; et. primero es un verdadero patriota, un . hombre de convicciones, un carácter;! el segundo, un. paniaguado, un vividor. . ■.' ^ líi , verdadero liberal es el que censura y protesta de los ataques.que á la libertad se iulteren, vengan de quien vengando el que lojs elogia. y, aplaude ,por lá áola.miud dé venir de pianos de su jefe, Ó.deLpróhótnbré que le alimenta y encumbta! ' mos, por tristea.expeneaciaa anteriores, de la esterilidad del sacrificio. A. ól se ha correspondido haciendo iucoiupti tibio con . la dignidad su permaneucia en ol Cousejo de ministros. Aminora las amarguras que e! contraste ofrece el júbilo coa que la veraos desligado, y proclamamos estarlo nosotros, de los lakos) que en diversos instantes estorbaron sus iniciativas ó Gsteriliaarou sus previsiones, y sentimos redoblada nuestra confianza, esperando que en adelante podrá emplear con mayor eticada, ou defensa de sagrados intereses nacionales, todas lus dotes de su entendimiento y todas !as energías de bu poderosa voluntad. Para dar público testimonio de nuestra inquebrantable adhesión í su persona y á cuanto e!la representa y simbpliza, le dirigimos esta' carta, queriendo mostrar con actos la resoiucióu que uos anima de secundarle en sus propósitos y de poner, corno ponemos, íí su disposición todo lo que política y personalmente podemos valer y significar. De usted entusiastas amigos y admiradores, etc." Los íimigos de Gamazo Ha aquí la carta que dirigen al Sr. Gamáfcb'los diputados y senadores amigos suyos: '"; «Excuio. Sr. D. GermSn G-amazo. — Nuestro ' querido y respetado amigo: Los recientes sucesos políticos que determinan su resuelta actitud traen á nuestra memoria el'reouerdo de los esfuerzos'por usted realiuádós durante, largos años para dar al partido liberal, que fué, es y ha de ser nuestra ctísa solariega, una dirección y un sentido con tos que estamos totalmente identificados. Ni en las épocas de poder ni en los periodos de oposición excusó usted ni regateó cunea él saorifioío de su persona ó desús conveniencias, afrontando los trances más difíciles y aceptando sin vacilar los puestos más espinosos, ó inspirándonos nosotros en su ejemplo, hemos prestado siempre núes-tro concurso decidido á los gobiernos que proclamaban nüestras ideas, sin disputar á nadie,- antea facilitando de buen grado nuestro apartamiento, las posiciones y los honores.:.-'. • .! Extremándo la abnegación, aceptó usted en Mayo último la cartera de Fomento, en coudicioties tales, que fué necesario el poderoso iniiujóde la-autoridad que aobre nosotros • ejerce; para' que lográramos dominar la inquietud que nos producia verle ■en el Gobierno, oonvettoidos como estáb^- Ecos de ía prensa Las noticias no siempre lo son para los mismos trabajos políticos á que se refieren. Pero circulan y hay que hacerse cargo de ellas, siquiera lo hagamos por nuestra parte, si u comentarios. Que el Sr. Caualejas, después de babea roto sus compromisos con el goueral Polavieja, ha entrado en un período do francarelaciones políticas con el actual presidente del Consejo. Que no trascurrirá la presente semana sin que esté de regreso en Madrid el señor Montero Ríos. Y es probable que á las pocas horas," mejor que & los pocos días de su llegada, plantee el Sr. Sagasta lá- cuestión de confianza y con ella la crisis' míniste,rial. Que se ha iniciado algún trabajo, cuya suerte, es ahora imposible predecir, para la aproximación del goueral Weyler al señor Sagasta. , Que el genera! Lacbambre, diputado por Málaga, ha dirigido una carta al presidente del Consejo de ministros y jefe del partido liberal, recabando su libertad de acción y separándose de dicho partido. Que el duque de Tutuán ha escrito al Sr. Romero Robledo, dicióndolu que no aceptará en modo alguno la inteligencia con el Sr. SÜvela, que ol general Martínez Campos está negociando, si no entra en ■^ella tauibiéu el Sr. Romero. \ Que los trabajos del general Martínez Campos tienden á la formación de un ministerio presidido por el Sr. Silvela. Que el Sr. Romero Robledo ha aplazado indeftuidamente su regreso á Madrid. El general Polavieja está próximo á un acuerdo con los amigos del Sr. Silvela. Estas y otras muchas uoticias circulan, algunas de ellas ya eu las columnas de los periódicos. Cuales hayan de confirmarse, el tiempo lo dirá. — La Correspondencia. ¿Qué se propone el Sr. Martínez Campos con sus trabujos? ¿Constituir uu partido con condiciones de fuer/.» y de homogeneidad para que pueda facilitar al poder ; moderador una solución constitucional al problema que va á plantear, mejor dicho, que ha' planteado ya la descomposición de! partido fusiouista? Pues demos por, sentado que lo consigue, y resultará que habrá en el poder ' uu partido que tardará eu volverse á disgregar lo que tarde eu tomar posesión de ól, yon la oposición otro partido completamente disuelto, y que viviría así hasta que el general Martínez Campos hiciese cerca de los prohombres fusiouistas, y por razomes análogas, lo que ahora se propone ha-' cer con los conservadores. ¿Cree el general que esto es conveniente, que esto no envuelve un'gravtaimo peligro para la' patria en estos momentos supremos en que deben acudir á salvarla, no loa fusióuiatas y conservadores, sino todos los' españoles de buena voluntad que maldicen la obra de los unos y de' los otros? ¿Qué solacioues pueden dar esas sitna- oioues remendadas con hombres y elementos que tienen gran parte de responsabilidad en los fracasos de la uacióuV ¿Quien va fi tener fó ni eu sus condiciones de Gobierno, ni en sus energías, ni en nada de lo que so necesita para resolver esta crisis, q ue no se parece, por desgracia, á uiuguna do las eu que el general Martínez Campos ha intervenido en su calidad de providencia de aquello que trajo en hora bien menguada para España. — SI Progocso. -coercemos que, con Polavieja ó sin él, está acordado el próximo advenimiento del Sr. Silvela al poder. Una cosa podemos asegurar, y es el fracaso de los trabajos más ó menos acentuados para una concentración conservadora. No se dará el Sr, Silvela el gusto de ofrecer á la Corona ni al país unas apariencias de partido conservador eu que solo hubiese variado la persona del jefe. Ni el duque de Tctuán u¡ el Sr. Romero Robledo pueden inferir á la memoria de Cánovas ni á si mismos esa ofensa. El Sr. Sílvela podrá acertar, cosa que no crea nadie, ó podrá fracasar, cosa que todo el muudo sospecha; pero no podrá complicar á su obra la parto mejor del partido que restauró la mouarquia. El Sr. Silvela se jacta á veces de que un día, uu momento mejor dicho, fué ia liquidación su programa. Recelamos que pronto podrá cumplirlo. Quédele la satisfacción de realizarla á solas. — Heraldo. Conocida ya ta constitución del nuevo gabinete^ francés, podemos dar á nuestros lectores ligeras noticias de las personas llamadas por primera vez á los Consejos del presidente de la república. ■ Lévret, ministro de Justicia, es progresista, de 45 años de edad. Obtuvo la medalla de oro en la facultad de derecho de París, por sus estudios brillantísimos. Pía sido pasante de notario, y actualmente es profesor de derecho civil y de Hacienda pública en !a facultad de Caen, de cuya población es todavía alcalde. . Elegido diputado eu 1893, so distinguió desde e! principio por su perfecto conocimiento del derecho, no siendo ésta la única esfera de la ciencia á que ha dedicado su actividad. Ha'publicado uu notable libro sobre las cuestiones agrícolas do Inglaterra. ., lírautz, el ministro de Obras públicas, pertenece al grupo mpderado. Su edad es de CU años, Procede de la escuela politécnica. Es ingeniero industrial y ha sido profesor de derecho administrativo en la escuela de Caminos. Es de suma competencia en obras públicas. Ha ejercido los cargos de subdirector en la exposición de París de 1878 y de comisario de la sección francesa éu la Exposición de Chicago. También ha sido vicepresidente de la Cámara. Como recordarán nuestros lectores, fué quien presenté cu la iiltima sesión de la Cámara la moción que derribó al gobierno. Cuilluin, ministro de las Colonias, es también del grupo moderado. Es diputado desde 18913. Actualmente ejercía el cargo de inspector general de caminos, y ha sido director de navegación y minas en el departamento de que acaba de ser nombrado jefe. Delombre, ministro de Comercio, tiene cincuenta años de edad y es oportunista. Es desde hace años redactor de Le Temps, donde dedicaba sus talentos á la sección de economía política. Ha presidido varias veces ¡a comisión de presupuestos, y en algunas combinaciones ministeriales se la ha indicado para e! cargo á que ahora ha sido elevado. .Como se ve, eu el ministerio predominan los ingenieros. El color político de la nueva situación es el de la concentración republicana. ..Los radicales deseaban un gobierno más inclinado á la izquierda. Desde luego se puede afirmar que representa la supremacía de! elemento civil, conforme la Cámara estatuyó en las votaoioues de su, última sesión. Los decretos de nombramientos uo aparecerán hasta el jueves eu e! Diario Oficial, para evitar la sátira que es el gobierno de los difuntos. Eu su progama se establecerá la inmediata reforma de los impuestos, cuyo proyecto tiene presentado á la Cámara Peytral. Descontada ya la cuestión Dreyfus, que ha perdido su aspecto político, por ahora solo hay un asunto de importancia pendiente, la cuestión deEashoda. A pesar de las últimas noticias que circulan en Inglaterra, este asunto se halla en vías de arreglo. Correo de Filipinas Cartas de Manila fechadas el 21 de Septiembre refieren sucesos que no dejan de tener interés. El día 15 se inauguró e! Congreso tagalo en Maloloa, bajóla presidencia de don Alejandro Molo Paterno, el apóstol de la autonomía en tiempo do los generales Blanco, Polavieja, Primo de Rivera y Augustin, A dicho Congreso han ido como diputados, elegidos por los delegados de las provincias luzónicas, unos 54 señores; pero hay que advertir que á uno.de ellos, don Isaac de los Ríos, que cometió la debilidad de manifestar á sus electores, al darles las gracias por la elección, sus opiniones autonomistas, fué depuesto inmediatametile por Aguinaldo, por no hallarse conforme con las ideas que iba á defender el Congreso. . Hay más: al conceder permiso al señor Molo Paterno para publicar el periódico La República, dice Aguinaldo en su decreto que lo otorga á condición de no separarse del credo que el nombre del periódico indica, y estos dos casos, que son públicos y ciertisimos, evidencian la manera que tienen de entender la libertad esos que, á su nombre, se han levantado en armas coütra la tiranía de España, como evidencian también que ni el Congreso de Malolos ni los dos periódicos que hasta ahora se publican en el campo rebelde son órganos de la opinión de las provincias luzónicas, sino de una parte de él, de la que aspira estúpidamente á constituirse en Estado independiente, parte que no es la mayor en la isla, y que en todo el archipiélago constituye exigua minoría. aAqui, añaden las cartas, aparte del odio que nos tienen cuatro ó cinco provincias túgalas, las demás se hubieran contentado con el arreglo de la cuestión de las órdenes religiosas, la reforma de nuestra administración y la creación de un Consejo colonial, con atribuciones bastantes en lo económico y administrativo, para contrarrestar los desatinados engendros del ministerio de Ultramar, causa, si no única, importantísima, de nuestras desdichas cotoniales. Hoy, al estado á que han llegado las cosas, no sé si esto podrá tener arreglo; pero si Luzón quedara por España, que lo dudo, y al quedar por España, ésta no tuviera que sujetarse á procedimientos impuestos en el tratado de paz, creo, sin estar yo conforme con ella, que la solución menos mala, siempre que se pudiera alcanzar eu buenos términos y sin derramamiento de sangre, sería un régimen autonómico en lo administrativo local, y una participación por mitad en el Consejo colonial, por elección de compromisarios; la inmediata secularización de! clero parroquial; la inamovilidad de los empleados; la administración de justicia para los naturales por tribunales de indígenas, con una sala de apelación en la audiencia, cuyos magistrados fueran indígenas y mitad peninsulares, y la abolición del servicio de las armas con carácter obligatorio; pero, en fin, esto es posible que nos lo dó ya hecho el Congreso de París, y quiera Dios que lo que allí se confecciona resulte adaptable al país y á las circunstancias. En varias provincias deLq^ón se han levantado ya partidas al grito de ¡viva España!, partidas que irán creciendo 6 medida que los indios se vayan convenciendo de que los americanos, si se quedan aquí no les darán la república que lian aoiiado.ii