DIARiO DE PONTEVEDRA A ÑO X. PrUíCÍOS Uli SÜSGR'ÍPÓIÓN Pomovnflra, im iiipr 'i ronlcB. , , Fiiursi un umif.svlníj'íf) iviilcs,.', rjllreniar y esn riiijero, .i> ' pusós, fliiK. NO ti\f. I'UÍÍI.ICA I.Oá IHAS í'Kl-TiVOíi . Djrcclor-FrBpielario, D.. José Ulan VIGRNKS !> DK SEPTIIiMBlíE CE ] 898 PUNTOS DE StJSCRJPCHON Kn Rsln AiiininisirnciiSn, Pr nc^ii l>. Atiimcios y eon'ilni- nrtos á protios cuii\Gnci'-n U'P. Una caria á la Reina Uc sacerdote francés ha dirigido á S. M. h Reina la siguiente carta: • Á. H. 21. la Roina do E.iyaíia Reiíora: La dolorosa crisis por que ahora atraviesa la noblo uacióu española, nuestra verina, debe, uatnralme ito, atraerle cuantas simpatías desinteresadas existau'arin y que ol culto y el amor del derecho olovan por" encima de momeiitánaos éxitos. He aquí lo ene el infrascrito no lia titubeado eu escribir al Presidente de los Estados Unidos, que hoy -tan arrogante so roñes tra. Es «na jiígiua de miestro gran Folenóu, ai íobispo do Oambiay, que viviií oú ticiupi) do Luis XIV, tomada do su obrá li.vainen da conoienoia ao bre- loa deberes de Ion Soberanos, de* beres que so imponen, lo mismo qno A los Reyes, 1 los Presidentes de las Repi'ibliens. «¿No habfiis beelio injusticia í, las naciones extranjeras? Coudéuase á 1« última pena á nu pobre desgraciado que roba nu pan en un camino, obli gado tal vez por nua necesidad extrema, y considerase héroe i nn hombro que conquista, es decir, que subyuga' injustamente el territorio de un Estado vecino. »La usurpación de un- campo', do una viña, estd considerada como un pecado inemisiblo ante e! juicio de Dios, ti menos queso restituya, y por nada so cuenta la usurpación de ciudades y do provincias enteras. ¿Dónde están las ideas di- justiciá? ¿Juzgará Dios do este mode? Los Tratados de paz no suponen nada cuando sois el más fuerte. v fotziis i-vaestno .vuci— no ó. firmar el Trátalo do paz para evitar mayores dallos: firma entonces da igual modo que el parlicular, á quien el ladrón pone ante el pecho una pistola, da á ésto su bolsa. «La guerra que liabóls comenzado sin motivo y que habéis couliiiuado con éxito, lejos da tranquilizar vites tra conciencia, os obliga, no solo á la restitución' de .los países ocupados; os manda reparar, cuantos daños habéis sin razón cansadó íl vuestros vecinos. Vuestro enemigo es vuestro hermano; no pedéis olvidar esto sin olvidar la liumauidad. Más' infamo y más criminal es el engañar A uu pneWfl vecino en tía TfaUito do par. que el engaño que so haría á nn partid) lar en nu contrato privado.» Esta cita, que parece escrita para el caso actual, os textual, como puede comprobarse. Añado, al dirigirme ¡l Mr. Mac Kinley, que oste precedente, quo él sanciona, prepara la ruina de su país, pues nua nación ha menester, para vivir y durar, de justicia, de justicia ante todo, y qno so atreve í hacer ¡o quo Franklin y Washington, los fuá (¡Adores de la República americana, no ae atrevieron. Además uu día llega eu ei que los Bismark y los Mac Kinley han de morir y dar cuoula A Dios.» RECUERDOS HISTORICOS NUM. 2.G03 Según Frederic Masson, eu la debi iidad de Cjnaparto por sus bormanos entraba por. mucho el orgullo. De inicua fe y con notoria iujusticin los juzgaba según era él m!smo, y los atribuía sus propias cualidades, firau los mejores auxiliare;- de su obra, los inmejorables, y eran así porque perreneclan A so raza. No buscó nunca su prepia elevación, sino la de su familia. Jamis sintió uisu ouvidia latente ni en hostil) dad miserable, y cuando alguna voz tuvo qno reconocerles grandes faltas, no las atribuyó A torpeza ni A falta do inteligencia ó de a'Jhosióu, si no de voluntad y do actividad física. Sólo habla uu limito para osta beuovoleucia extrema de Napoleón: sn poder, el Estado, la Francia, Esto era cosa enteramente suya; que nadie la tocara de su pod?r; ora celoso,, y él misráo lo áico ranchas veces, celoso ci'íflo de iiqa querida. «OlvidiUs— docia A Roalerer ..en ISO t— que mis hirmanos nada son sino por' mi; si son grandes, yo los ha. hecho; El pnobló francés no los .cono • cia sino por lo que yo lo dij'i do ellos. ¡Gnántas personas en Francia • hrfu prestado más y mejores s :mcioS que olios! Vos mismo (escribo A un con lidoute seguro) sóisidei este uúihero; lío puedo'-' permitir queso íos poóga en líuoa conmigo... José no cstA destinado A 'reinar (se rvforía A Francia, A la sucesión eu ol imperio), croijJIo. Mo nacido ou la miseria: (:) como yo, en la última mediocridad: yo mo lio elevado por mis accionus; él queda ou dundo sn uacimieuto. lo puso..." ' A- posar de esto lo hizo rey, porque on punto á conceder coronas do segunda clase A su familia y darle pueblos quo explotar, 'Ho so vió j imás largueza parecida, ni en las distribuciones do señoríos y castillos quo hacían los Papas entre sos partiutea, ni ou los repartos de Polonia quo realizó Catal:na de Rusia entro sus am.iutos. ni en los trozos do Italia que Isabel Farubsío cortó para sus niños. . Y no hablemos de dinero procedentes do botín de guerra ó de las rentas ■ del Estado'. , ., ! , . Asusta o! inventario que haco.Fredt-ric Massóu de las riquezas acumuladas cu metlos de cinco años por los líonaparte. Desde 1802 la fortuna de José (Pepo Botellas) estaba hecha; Luciano era más rico atío; de sn ínnolilo embajada en España, trajo las riquezas de nn virrey del Peni; Murat, siu nu cuarto eo:I732t recogió en Italia yer rraiiciirio~T):iftaiiT5"paru"Vivir mego' como un potentado. •- - Así fueron ricoa' Luciano, el falso republicano; Jové, el falso liberal; uno y otro envidiosos impacientes, hostiles conspiradores, talos como los pinta San Simón. . Luciano es el menos repulsivo, ha hecho una fortuna y se divierte; autor principal del 18 Brnmario, ha sido e!. gran promotor del Inperio, s¡uo que l-íóuaparte ó. Baonaparte, que éste era el verdadero .apellid i, fué Riáscesá ristii que' él, pero uiugimo mis hombre; subordina sus cálculos y ambiciones, no A principios poli icos, es. cierto, poro si A principios de honor íuti mo y do ah^cioucs del c.irazén. Riño con sn hermano por casarse y soporta con valor la cousigniente desgracia. José es un ente vulgar y hasta ridí-'' culooDesde su caida en 181-1 quedó en la categoría de rey, de príncipe, domillonario, pero sin grjudeza y si i prestigio. Sus apologistas ¡licierou de él una especie do Luis' Felipe del Imperio que esperaba ocasión de dar A la Europa y á la Francia reconciliadas; el Napoleón de la paz eu la mejor de las lícpúbiícas. Afecta una caima y una modestia frías, muy asequibles A lo modiano do su iu'telig'encia, y uu desinterés que no costaba mucho A 'su iumeusa fortuna, ; - En 'Sil' rotiro do Moiito-Fontaine; rodoado-do sabios é ideólogos qiio desprecia, parece uu liberal que sufre y con los diplomáticos extranjeros; nn amigo do la paz, inquieto por las ambiciones de su heriaauo, de las qlie aparece victima. La Europa hallaría en él al hombre quo buscaba on vano. Y los diplométicos, conocimido su juego, so- guardan bien do desvanecer aquellas ühsioues'anibiciosa.Vy ya las disiparon muy bien A su tiempo. Al mismo tiempo se las componía tan bien con. prusianos y austríacos, mientras su¡ hermano se jugaba furtn ua y vida ea nua guerra, qno ol ministro de Prusia en París escribía i sn rey: «Los amigos del orden no se asus taríau aquí de perder A Napoleón, y creerían un bien providencial quo fuera sustituido por su hermano José...» Esto es el secreto de toda la comedia, que tiene dos episodios principales: ol uego.cio dol Consulado vitalicio y el de ia sucesión del Imperio. Napoleón se habla inclinado hacia H adopc'i'in, poro no tuvo el valor do ejecutarla. Transigió on beneficio de sus hermanos qúe deseaban la .herencia, aunque debiera rntroceder hasta José que era el mayor. «No quioro— decii ésto con hipócrita modostia— sor íl sucesor rio mi hermano; soy muy poco para sufrir la comparación con él. o Poro añadía: «No coQocéís A Napoleón: la idoa de compartir su podor con algiiíon le horripila; bastado mí tiene sospoclns como de otro ú más qno do otro cualquiera, porque mis aspiraciones son más simpáticas y plausibles y mis biiMi icnlmUs por la opinión. Quiovo qno so crea en la nocesidad ch su. f'xistencia. Si un dia se dijera: he aqui un orden do ci)k;is oitablo y riosiguado nn •nuv.aof quTlo mantendrá, mi hermano no so crooría seguro » Napoleón qnon'a abrumar ü José de honores; p^ro secuestrarle y desviarle do la suc ¡cesión en ol Imperio. José no pensaba mis quo estar de reserva para f.t- runo de una ifexgriwi/i qitr. 1« nías roiitpiraeioitat hni:iiin posible. Al mismn Napoleón le escribía cuando se príparabu para ir A ftiglaterra: «... Ocuparé los puestos más peligrosos qne os dignéis confiarmu, seré y haré lo quo queráis, miembro .lol gobiei no, sucesor tlusignado, nada mo asusta, anuque nada doseo.» Pero eu sus conlidencias íntimas llegaba hasta la cólera y la invectiva contra Napoleón, sin. -di.sfrazir la iai pac¡.?nci.n. «Estoy cansado de sn tira ui-i, lo quiero todo ó nada, quo me drj'i simple pjrtic'ularó que me dé un P{ig^%?.-,r^F],^C^'^%ufeV á Sieya y hasta A Moruean, y A todas los amigos do la libertad qno me librarían de ose despotismo.» Uu día su furor fué tan grande, que disparó una pistola sobre el re trato do Napoleón qn.» figuraba eu sn gabinete. E>tos furores so aplacaban cuando había que pasar por la tesorería. Poco después de estas declatnacio [jes contra el tirano, recib'j de é! uu donativo anual do 120.000 francos y una gratiíicaci'in de •¿O') ODO. La actitu-l do las hermanas y cuñados d'd emijcnulur no ora más luí uní na. El hacia entender A todos que su olevción citaba b icha sobro el ¡lijo de Luis y (lo lloi'toiisia. Un dia que lo sentaba sobro sus rodillas, lo dijo do i]ii.do qno lo oyera casi toda ia familia allí presente: «¿Sabes tú, querido niñito, que ostAs muy exiiuosto A reinar?" Eutonces Murat, sin p dorso contenor, ¿Y Aqniles? preguntó. «Aquiles— dijo Napoleón — hará no buiiu .vjldudo. Carolina volvió iracunda la cabeza, los demás se mostraron heridos y la tormenta estalló; una tormenta do familia A estilo corso. Napoleón la dt'-jó correr, y en uu momento de tregua dijo al niño: «Ante todo, pobre niño mío,. s¡ quieres vivir, no aceptes nunca las invitaciones á comer que te hagan tus primos. » Estas miserias, rivalidades y pretensiones llegaban A su colmo ou los días quo precedieron á la consagración dol emperador. Se trataba do arreglarlas precedencias, y esto es el momento mi quo todas las cortes dol mtiudo, aun las m\s graves, doscubren sus ridiculas pequeñeces. La de Napoleón no fué menos quo otras. Aquellas lioruK'.uas del omporador que quomii ser reinas ó altezas y buscaban e! título A fuerza de ataquos nerviosos; Leticia que no quería ser menos que sus bijas, y por la quo eu vano so busca on los protocolos uu titn'o conveniente al nacimiouto de su hijo... ¿hay nada más pequeño? Todo olio hace comprender la catástrofe do 18 M. No baco mucho que publicamos, la taoria expuesta por el atrairaut'! ruso Maltarow sobro los futuros buques de combato, Makarow considora pasada la época do los acorazados. Contra esa creencia se promiucia, ea la revista Tidsxhrifl far Sonasen, ¿l eapitáu de la márlui. danesa Foss. El fuiir damento de la opinión de Makarow os' sn propia iuvencióu do unos casquetes qne, según las pruebas hechas en Rusia y en América, prestan A los proyectiles una fuerza do penetración capaz do vencer la resisteuci i . de las corazas üanvoy. El capitán Foss creo quo aun cuando so lograra vencer las dificultades que supone la fabnoacióif regular y uniformo do eso*) casquetes, lo cual es todavU p roble ¡ni tico, séría muy aventurado ¡isiigurar du pía no qne los. acorazados estaban dornas: por el contrario, es d; opinión quo nos oücoutramos como en l&l.'í. fecha cu que empozi A inarse la coraza liarney. Tenia é-ita mayor fuerza do resistencia que hs ordinarias" y produjo la d.siunuición doi esposor do las planchas. Si se introdujorau esos cas qnetes más destriictor¿s, so aumentaría el espesor do las planchas, poro no se prcKcindiiia du ellas. El cupilftn Foss luce notar que el almirante ruso no tiene en cuonta el ef-¡cto do las granudas explosivas. Después de lis pruebas hechas ou Inglaterra contra ol fies i* tunee, y ou Francia contra la ¡leUir/ tensf.. es indudable qua.nu solo disparo afortuna do con granadas Brisan?, ps bastante para destniir uu crucero de '4.030 fco Heladas, provisto so amenté de una cor a ti do "vO uiilimitros. Las mismas gran.id.is ordinarias bastan para causar ef-.'Cto.sobre blancos no protegido"; una granada sencilla de i-SJceutím -jiros del cruce ro chino C/un lúe:), bastó para dejar fuera. do combato, el ren.ríOja^rel!l".Íi^^T\Sil//í1S,.'í/,¿íÍVídar quo una simple coraza 'lo die* milímetro s impidió que las granadas Brisanz, tan terribles, exjlútaron din tro del boque, porque la explosión ocn rrió fuera erando uatarott de horadar la coraza. Sólo on nn punta está conformo ol inaríuo dauéi con ol ruso; las grandes torres acorazadas do los cañones, so bro cubierta no son más qus atrapagranadas, y producen más daño quo provecho. Cuando no puedo hacerse mía puntería regulir, on ospech! con tra gran.id.is de cañones pequeños de diez oentimetros para alujo, os mejor suspender el fuego. Ofigaa di k escrita El origen de la escritura puedo aclararse mediante el razonamiento, pero eo cabe csUhlucer científica monto ta! origen sobro hechos, A cansa do remontarse éstos A uu tiempo muy próximo A los albores do la hu maniihul. La ñscrilnra primitiva fué jcroglifiea, do lo cual existen prueUas en documentos egipcios, chinos, asirios, etc.. en los coa. es se conservaron Insto muy tarde hs tradiciones originarias (Lecoy de la Viarclie). Dice Champoliou que los caracteres figurativos no ciobioreu bastar al hom bro por espacio do mucho tiempo. Si con ellos podían representarse oxac lamento lodos los objitos materiales, uo etA semfjmto medio capaz da expresar las relaciones entro éstos ni la multitud de ideas quo germinaban, cada din más desenvueltas, cu el co rcbí.o. Do aquí vino ta escritura sinih'ili en, que so mezclé con la jcrjgUfitM con objeto de piolar las ideas y las ;iccÍL.no.s, y do esta auialgania nació el e.irúdcr, del cual deriva la escritura fonético. Los fenicios compusieron el primer alfabeto, ex' elidiéndolo, en utilidad ih: sn comercio, por Asia, Africa y Europa. Casi todos los autores se ba lian conformes eu este punto: Plinio. Pompón io Mela, Dio Joro do Sici lia, etc. Sí los chinos, así como los aztecas Je Méjico, coiiliutiarou eu su escritu ra silábica ó de relm.t (".orno sí Jijé r;imos do charada), á posar de sus pieteudídos cuarenta siglos án civili zación, los griegos, inspirán-lose eu el alfabeto fenicio, formaron sn alfa¬ beto jónico (403 años antes de Jesucristo). Los griegos, A imitación do los fenicios, trazaron do proiito. sus caracteres de derecha á izqiiiorda y do izquierda A derecha, lo quo dió A tal escritura oí nombre de escrilura boustrofedonn, imitando el paso de buey, que abre el surco con el arado. El South Kensíugton de Londres poseo una de estas inscripciones procedente dol pedestal de-una estátna. . EiOs caracteres griegos so aproxirum A les fenicios y; á jos lattiios, pues se no?a que todis las mayúsculas se adoptaron aii ol origoii de la imprenla. Los caracteres griegos fornuron cm tro géneros do escritura. La i'í'i// Ucidn empleada para los nombres propios ó cjiuo letra inicial. Lii itnviat, otra especio de mayú-scula, llevando poco ó nada de acentos, do la que so hallan ' ejemplares eu los papiros de ¡lorailaúo y de Egipto, así cuno en los mas vetustos manuscritos griegos quo so von en U Biblioteca Nacional do París y eu el Museo do Nápolos. La C'tr.i¡t'n, usada '203 años antes do Jesucristo y hasta el siglo Vil do nuestra era; on el Briiish-Muscum hay una muestra do las mas curiosas, consistente en una paticióu du í'toioraeo el Jhcodouio al sub a t ministra - dor Sapioii encaminada A q n se entr-gase cierta provi-ió i do aceite qn ) se dobíi A dos hermanas-dedica las al templo d-i Soranis cu Jlirupíiis. E-iro docuaieuto, Inlladi en el mis no Sorapoinu, es do antigil nUJ casi ¡uvero ■ simtl: de I.Vi años antes de la Era cristiana. La mi'iímetda, qua dominó en seguida y quo se parece A los caracteres dn las ediciones griegas en los siglos. ^ Vj-r'íuFs'iva y vi iii¡iiihiiiii;i eran susceptibles de nua gran finura, quo fué llevada casi á la exageración. Cicerón asegura haber visto nn ejemplar do la "tiia la» de Homero eucorrado eu una ciscara do nuez. No es meu->s notable la limpieza que ha conservado siempre laescrilara griega. Después do su formación, uo ha variado mucho el alfabeto griego, y se lo oucuontra, en su mayor parto, en la escritura latina. Hay que esceptuar, Jico Jt. Lecoy de la Marcho, uu singular uso al que los pueblos occidentales se han mostrado rebeldes, y con razón: los eseiihas de raza lioléníca, trazaban frecuentemente ou mayúscula.-!, uo U letra inicial do cada frase, sino la primera letra do la signi-jute linca, fuera ia qne fuese; de modo qne en tales manuscritos se encuoutrati mayúsculas en modio de una palabra cuando ésta comienza en nua iíuoa y termina en otra. Asimismo, alguna vz, para auraetitar la coufu-ión, i osta m.tiiiadada luirá iviayiHcnla se. le relega fuera d--l testo, poniéndola, como de centinela, fuera, en el márgen, al revés del sislema ob^eivado por nosotros de correr iuicMl algo hacia m*s adentro del principio de la línea. '' ■ Verdad es quo tales iuconveincutos no se preseu'au muchas voces de mi modo regular hasta á partir del año 800, y quo I js griegos se han vuelto ya bizantinos. El alfahoto y la escritura de los griegos habían pasado ya, antes do la fuudacióu de Ruma, A los etniscos, á los óseos y A otras poblaciones primitivas de Italia. Sin embargo, no fueron ellos los últimos qui las comunicaron A los romauos, sino quo éstos las tomaron directamonte do los calcedonios di Cumas ó de Sicilia, y ov) ya del tiempo de sus primeros reyes. L-is mayúsculas, qno son el origen do quo dimanan las otras del alfabeto calcudonío, variedad perfocciouadn del alfabeto griego latino, son las lelr.is siííiiieutus: A, B, E, F, ¡I, I, K, M, N, O, Q. S, T, V, X. Oirás cinco fueron apunas modificadas, pasando dol griego at latiu. Eu efecto, on el catcedonio, la g:i;uma, U d