392 turosa que para la felicidad de España se ha presentado y puede presentarse. La convocación de Cortes está enunciada; pero la elección y la diputación debe arreglarse á la población, en la firme inteligencia que la Nación de este modo no formará queja; y tendrá justos motivos para formarla, si por conservar antiguos privilegios, á una Provincia que tiene mas de un millón de almas de habitantes, no se le da mas representación y voto que á una ó dos ciudades que no componen 20$ almas, y que acaso nada ó poco hicieron á favor de la libertad. Un pueblo, que como Zaragoza ó Gerona, teniendo voto en Cortes haya contribuido de un modo especial á la causa común, seria tolerable que se le conservase su privilegio, asi como seria ridículo, que lo conservase una Ciudad que se mantuvo en un estado pasivo , y que una villa, que se sacrificó, no tuviera representación. EL mojo pues de evitar quejas, y dar legítima representación á la Nación, es proporcionar á la población el número de Diputados. El autor de este papelucho sin duda ha creído, que nosotros nos ceñiríamos á los tiempos de entonces, y que seriamos mulos de reata para ir detras de abusos y establecimientos, aunque loables en su principal objeto, mal . digeridos, viciosos .é imperfectos; y en esto ha padecido una notable equivocación. Cada uno de los ciudadanos españoles conoce, y está determinado á sostener su representación, y la Nación en general tiene bastante juicio para tratar con seriedad de evitar ser en lo sucesivo juguete de los que la gobiernan. España no manifestó antes, ni reasumió en si su autoridad y desplegó si sabiduría y su decidido carácter, porque no quiso ser incendiaria, ni exponerse por evitar un mal á otro mayor. Se le presentó la ocasión del modo mas glorioso, y nía decoroso, y no la dexará escapar de las manos: no. Hu en la península bastantes conocimientos y luces para cvl tar los defectos no solo de nuestra constitución, sino tan: