DIABIO MONÁRQUICO FERROL 3 DE MATO DE 1S9S ATTTOGIRA.rO DE ID AGIS DELJDIA l^os de Mayo! Jadrid y el Callao, páginas ^ ^S*' dúdelo de lzPAtñl coa más £fceS destellos, como luce con més ; J 7 resplandores el enhiesto faro "p, nc7 de pavorosa tormenta, láy 0 080 del sigl0, ©I prepotente capi^í1 ^encida Enropi craza el Pi.i^ - lojiando con los fórreos cascos de su 1; Reatado corcel el libre suelo do se MÍI , ^enio de ia guerra en el hogar ^'ecto del Dios de las victoria?. .;."locon los triunfos de Jena y Aus0só profanar el domeñadoí cU im7 ^ tronos el sagrado paneta di6 SQ guardaba el arca : ^los legendarios hechos de Mas ¿qué valen distancias ni qué importa la fuerza material del adversario, cuando el honor español se siente herido? Si no se vence, se sucumbe. Y allá fué la heroica Marina española, encarnando en el espíritu de Méndez Núñez el alma de la Patria que habló por sus labios exclamando: «¡Más quiero honra sin barcos, que barcos sin honra!», y reverdeciendo en los anales de la Armada española los lauros de Lepante. rosossaenficios costará al país la defensa de su honra inmaculada. No hay combates sin víctimas. ¿Quién puede soñar^ que se pelee sin sangrientos despojos? Es la hora de luchar como quien somos. El honor deE paña está en las manos de sus buenos hijos. Su Marina I va sin vacilar al triunfo o á la gloriosa hecatom* be. Hoy, como ayer, repite las frases de Méndez Nuñez. Y el Ejército, ese sufrido j heroico Ejército español, ardiendo está en febriles ánsias de coadyuvar con sus hermanos de la Armada á la defensa de los patrios fueros. Las vaguedades de un telegrama oficial han sembrado, enlos momentos en que escribimo?, zozobras é inquietudes en nuestra ciudad queiida que tantos hijos tiene en las naves y colonias españolas. Si el cielo no quiere que este nuevo dos de Mayo grabe en las aúreas hojas de la inmortalidad gloriosísimos triunfos de nuestras armas, tampoco señalará una afrenta des honrosa. ¡Arriba los corazones! Una oración para los mártires; toda nuestra fe, toda nuestra esperanza, todo nuestro amor para los que tremolan en los topes délos buques y en las filas del Ejército e' patrio estandarte. Daoiz y Velarde, Ruiz y los chisperos del pue blo madrileño, señalaron con el rastro de su generosa sangre el camino de la gloria. Los mártires del deber que ora perezcan en la tremenda lucha, nos mostrarán á todos'la senda del honor, por la cual seguiremos sin vacilaciones al mágico grito de ¡Viva España! El siglo venidero ó no alumbrará á nuestra nación ó habrá de juzgarnos dignos de nuestros padres. LA REDACCION. tuviérais, os servirá para adquirir materiales y ganados, para edificar grandes foitalezas, para construir buques, para rodearos de todas las perfecciones que las ciencias y las industrias nos dan á diario para favorecer los medios de combate; pero con todas esas cuantiosas si mas, si ese espíritu espobie, ó no existe, no conseguiréis elevarlo en la cantidad más insignificante, ni menos crearlo. Tales considei aciones sírvennos de consuelo al fijarnos en el estado de penuria, respecto á intereses, de que nos vemos rodeados, por consecuencia de las guerras tan frecuentemente sos'.enidas por nuestra Patria y de las cuales alguna subsista y^ otra empieza ahora de nuevo; porque ti es cierto que en cuanto á recursos quizás no estemos muy holgados, en cambio por lo que al espíritu hace, con ejemplos tan grandiosos como los de Daoiz, Velarde y Ruíz y con el entusiasmo que hoy domina en nuestra nación, es de esperar sin género alguno de duda, que todt s traten de imitar á tan ínclitos varones, y quv el que menos cumplirá con creces los deberes que la ley y el honor le imponen. MIGUEL JIMÉNEZ Y GUINEA. General Gobernador Militar de la Plaza. Ferrol 1.° Mayo 1898. Treinta años después nos esperaba la obra artera de gentes sin conoiencia y sin honor. Alentada su codicia con las debill.lades de los poderes públicos, provócannos traidoramente, citrando su triunfo en las im- 0 nunca esclavo. El pollos heroísmos .cj^utado de Sint. -uí1 rayo vengador a,ft ^alas arenas abra- as del desierto y salvado las r^ehaiiA 1,rámides> iafran- S0W ?nes d0 un Pueblo STL3 tnnn! tumbado trono 5i soberaa5ca3. elevó el altar ^WnenT c?utrael tirano, >. ^e^a contra el in- ' raCOln 'J VCld^cÍa dtí la Histc^cóal' ?ficial deArtilleUn soUoTr.de su genio ce- -acó al n í^^i "'Cari. SOho ¿ ~^ fe^.i^ v,o- ^o nadHal5 CUyos Peldaños C^VSnKap^blosyeorc lao\^ aU^'biadel oaln., ¿bol Jaou ~v ^zav* """la del coloso li?^ ^ ^?tro Cillero, ■^ter nandOen^lrne arrebato ' nn acionali?Pe^ona el ca- dV^drid v0stenida en las "Mo l .^il'a LSU ^mim) la .^Peñóa^penal en )anta Elena. centuria roes^^elf M, ^ Col 3llVlentesi>e ^^ieron^^ados g0 LA RELIQUIA DE DAOIZ Uent0 de patlia había íl^í ^i»»^ Por Espa- me, con- m-evislones y abandonos de IOÍ de arnbi, más deipiertospara atender a bizantinas disputas que al supremo interés da la fa- Otro mayo lució, señalando^en^ su pri- tna mer a página el comían^ de , heroico ^Illbrá pérdidas ¿quién lo duda? Dolo- Reflexiones. Digno de alabanza es el acto llevado á cabo por el cuarto batallón de Artillería de plaza al donar al Museo ^ del mismp cuerpo un autógrafo del capitán D. Luís Daoiz y Torres, que figuraba en el archi vo del indicado batallón. Si meritorio en grado sumo fué el heróico comportamiento de los capitanes Daoiz y Velarde, del cuerpo de Artillería, y del teniente de Infantería,jRuíz, el 2 de Mayo de 1803; si muestras de agradecimiento y el respeto más profundo debemos á tan ínclitos patricios, gloria de nuestro Ejército y de las armas de esta noble nación; aunque en otro orden de ideas, agradecer debemos también á los que mediante acto tan natural, como el que aludimos, nos permiten, mediante su feliz iniciativa, recerdar estos hechos gloriosos, y consignar, aludiendo á ellos, algunas consideraciones. Frecuente es el dicho de que para hacer la guerra se requiere dinero, dinero y dinero; é indudablemente, los que al pie de la letra lo toman, sin fijarse en otra clase de ideas y consideraciones, en grave error incurren, sin duda. Keunid todos los tesoros del mundo, y si no contáis con hombres que lleven á cabo esa guerra que os proponéis, ciertamente que, aún consiguiendo acumular cien veces más oro, éste no os serviría de nada, y vuestros propósitos quedarían incumplidos. , . Suponed más; tenéis tesoros y hombres, pero éstos están faltos del espíritu necesario para acometer, con esperanzas de éxito, los difíciles trances de la guerra; é indudablemente, nada habréis adelantado, puesto quo ese oro, y mucho más que ¿De un documento incoloro que, en olvidada oficina, dictó la vulgar rutina, hacemos nuestro tesoro? Sol de la Gloria, tu rayo cambia en oro el barro vil. ¡Lo escribe el 20 de Abril el Héroe del 2 de Mayo! ¡Ante ese papel se halló! ¡En él apoyó su mano aquel genio soberano que la muerte eternizó! ¿Do estaba su pensamiento mientras la mano escribía? ¡De ajenas culpas sentía, tal vez, el remordimiento! ¡Oon qué angustia aterradora vería el noble soldado temblar el suelo sagrado bajo la planta in vasera! ¡Cuál latiría en su pecho' el corazón, al insulto que haría á la Patria, oculto con el disfraz del derecho, ansiando, en día de honor, ver brotar por ancha herida la roja sangre encendida que envía al rostro el rubor! Y cuando, al reto postrero, cedió al impulso leal del patrio amor, la glacial disciplina del guerrero, ¡qué rebelión terca y brava de incoercible fiereza! ¡sublime impulso que empieza donde la razón acaba, marcando, en horas benditas, las victorias sempiternas de las verdades eternas, sobre las leyes escritas! Si lucís, horas de prueba, si estalla ansiada campaña, si en los anales de España se abre una página nueva, ¡por la bandera que así honraste, bravo artillero, jura el Ejército ibero mostrarse digno de tí! (Vitoria, 10 Abril). JUAN ARZADUN. Capitán de Artillería. tiene al hombre envilecido, haciéndole comprender lo que eignifica una dignidad perdida: las pasiones elevadas, las aspiraciones sublimes, cuando han sido públicamente sancionadas, no hay medio de hacerlas aborrecibles á la posteridad, y su gloriosa fama, convertida en santo entusiasmo, acomete siempre las empresas más difíciles, salva los escollos más insuperables, y realiza los milagros más maravillosos. De este modo recuerda nuestra Patria el sacriticio del artillero Daoiz, del héroe inmortal que escribió con su sangre el más preciado artículo de nuestros deberes. Luchábamos con nuestra misma raza, nuestra bandera rodaba por las calles de Madrid, agujereada á balazos y ennegrecida por el humo de la pólvora, abandonada — puede decirse— por una se ciedad sin conciencia ni fuerza para sostenerla; todo era enervamiento, todo repugnante materialismo; faltaba fortaleza para qne la virtud ejerciera su acción, y las tradiciones se cumplieran; inútil era invocar leyes ó reclamar justicia, locura pretender sagrados derecho?, porque el orden moral declinaba. ¡Cuántos hijos ingratos! La muchedumbre ya no temía el cadalso, el hambre anulaba todas las escuelas filosóficas... y España, la inmortal España, contemplando la espada de la violencia y la amenaza de odiosa servidumbre, lo esperaba todo del valor de sus hijos predilectos, de aquéllos que luchan sin pretender ser invictos, de los que pelean sin la vanidad de que les llamen héroes, de los que aborrecen el individualismo, los que jamás rinden culto á la miteria, ni les asusta el mónstruo que las malas pasiones convierten en malas artes; la civilizadora España lo esperaba todo de esos hijos ante cuyo esfuetzo no la intimida el mal ni el bien la rinde.... y así sucedió el 2 de Mayo de 1808: Daoiz y Velarde contestaron á la Patria, iluminados por las llamas de Estepa, Numancia y Sagunto... ¡Viva España! dijeron... y lo demás todos lo sabéis. El autógrafo que en estos momentos despierta el sagrado recuerdo de nuestros deberes, es como la sombra bendita de Daoiz invitándonos á seguirle... Sin alardes de vanidad, ahora que guerreros de mar y tierra juran vencer ó morir antes de que termine el siglo xix, siguiendo nuestras tradiciones, juremos también ser la salvaguardia de la Patria, imitando todos á aquel valeroso artillero. RICARDO BALL1NAS QUIÑONES. Teniente coronel de Artillería. A DAOIZ (SONETO) Inspirado ante un autógrafo del Héroe. El papel deleznable en que escribiste las letras de tu nombre sacrosanto, lo admiran nuestros ojos, y entre tanto, de tu cuerpo mortal ya nada existe. En esta vida material y triste de amargura y placer, de risa y llanto, fué el honor tu ideal, tu fe, tu encanto, y por él, orgulloso, sucumbiste. Tu espíritu inmortal paió á la Historia, lo demás de tu sér fué convertido bajo la tierra en gusanada escoria; y entre nosotros queda engrandecido con el santo recuerdo de tu gloria, un papel, con tu nombre esclarecido. MANUEL LASSO Y ÑUÑO. Madrid, 1898. Capitán de Artillería. IMITADLES Las grandes acciones y sacrificios heróico3, son siempre prov6cho303 ejemplos para los qua pretenden parfeocionar sus costumbres; el recuerdo de aquéllos, con- ENSEMNZÁ COMÚN Sin la variedad vivificante, la unidad no pasa de ser una concepción abstracta, incotnpatih'e con los hechos de la vida real. Sin el cariño á la región y al pueblo natal, falta á la idea de Patria el escalón indispensable para que el corazón humano pueda remontarse á tanta altura. Y sin el espíritu de cuerpo y el amor á sus venerandas tradiciones, el sentimiento del honor y de la gloria militar es algo como incorpóreo y platónico, alma sin encarnación, sublime aspiración sin elementos materiales de alcanzarla. . . Al asociarnos te dos los militares para conmemorar con los artilleros el heroísmo de Daoiz y Velarde en el Parque de Madrid, con los ingenieros el de Sangenis en Zaragoza y el de Joaquín Ruíz en Cuba, con los marinos á Gravina y Churruca, y con todas las armas del Ejército la pléyade de sus insignes capitanes y soldados que honran la historia de la milicia española, habremos de comprobar que dentro de la predilección hacia los que fuerr n compañeros de Cuerpo, todos encontramos en los héroes de nuesti a especial veneración una enseñanza común sintetizada en la frase: «Así se lucha por la Patria.» ANTONIO VIDAL, Teniente coronel de Ingenierop.