.^^HC S-iS Año i. Martes' 15 de Jííhio de 1869. Número 14, i-J j.. PEFtlÓDlO LIBERAL INDEPENDIENTE I (lIjJH -;;) lülV 1 , j :f 1 i'iii.. ji! fJ ¦ ¦1 .n \\h - i I' j . ^: ( ¡ Se jjublico scfiíanalmenle por o hora, 3iji perjuicio di? hycerlo stia ú oeho yeces al mea si nifrirpií^se la ac^pta^ ion Jtí sus ruvorecoiioros.— PniiCTOS.:-^ reules al mes en U Ciipilal, y íucra i\a ello IB ul trinieitn' .idplflnlftdos. . Se ftdmiltiioda^l&Mitlo c(>vi:espom]i?ndA de los srj oí: siEsrrí Lores. irmruTTT TTZl; 4f --Í I El canubio verificado en Setiembre último fué tan rápido y sobre todo tan completo, que no es rnucho que en los primeros mámenlos se haya introducido una confusión grande y que nadie acertase á darse cuenta con exactitud del verdadero alcance de las cosas y cousecuencias futuras. IVo es lícito desconocer que en las regiones superiores se han dado muestras visibles «le patriotismo y prudencia, y que pocos pueblos podrán honrarse de atravesar circunstancias tan criticas con menos víctimas y meuos sacrificios. Nosotros» reconociendo la gravedad de la situación 'te hoy y los peligros que amenazan, debemos manifestar con llaneza que nunca hemos soñado que transformación tan profunda pudiera realizarse sin ocasionar desgracias sin cuento y sin llevar la desolación y el llanto á las mas escondidas aldeas !. ¿Es que el [weblo español está aleccionado por lá esperiencia, y que sus multiplicadas desdichas fe hicieron cauto y reflexión?— Mucho hay de verdad en esto y ciego está quien no lo observa en la tribuna, en la prensa, en los hombres mas eminentes, en las conversaciones privadas y en la conducta de totias las clases que constituyen el Estado, ¡Vías, ¿podrá sospecharse que la indiferencia ha sustituido al entusiasma y energía con que en otras épocas se sostenían las cuestiones políticas? No negaremos nosotros que los muchos desengaños sufridos, en una ya larga historia de ensayos y de mudanzas, han amortiguado la íé en los caracteres mas firmes; mas no podemos dar á esto una importancia decisiva al ver en todos lados reflejada la ansiedad, y que la cosa pública es la preocupación que absorve á todos los epírítus y se sobrepone al cuidado de los mas caros intereses y mas delicadas afecciones. — Hay en el fenómeno que notamos mas de reflecsion y cautela^ que de indiferencia y abandono, ¿Será que la alianza de los partidos políticos permite la calma de que disfrutamos en cuanto es posible conseguirla, dadas las circunstancias críticas que atravesamos? — Cómo causa inmediata ninguna esplica mejor esta tranquilidad y sosiego; pero nótese bien que esa alianza, ora se considere como una tregua de antiguas luchas, ora como el primer paso para una próxima fusión, era imposible, sí ios partidos conservasen su primitiva rudeza y si una larga esperiencia de desgracias no hiciese á los hombres mas avisados y prudentes. Rindamos aquí justo tributo á los eminentes varones que dejando á un lado su orgullo, su amor propio, su ambición y sus rivalidades •sacrificio siempre penoso á los hombres- han consagrado toda su inteligencia y esfuerzos á la paz y bien de la patria, La historia algún PJJNTOS Dt: SUííCRfGIÜN-.- En PonlevGíiifí en el eslalilocimienlo ilc tos señores Antune^ y Crutipaílía.— Fuora. en j.n.s pj'jjicjpalfís JDirqriJVS y easfís^^Qüomísii n ú directamente reniitiendü el imporle en sillns do roire con soLio hiI ALltiiiiiialmlof de EL ECO UE PÓiXTE' EDRA-, T rer -.-j dia recorilará los nombres de esos insignes patricios, que militando en partidos diversos y ocupando en ellos el primer Ingar, no han vacilado en descender á olro mas modesto ante el peligro del país, y han estrechado sus manos procurando la armenia de intereses muy opuestos. : ''' Pero, si todo esto es cierto, no por eso la situación de hoy es tan seguro que podamos entregarnos á una ciega confianza. Promulgada la Constitución del Estado y resueltas cuestiones muy espinosas, tal vez estamos ya en el caso de tomar aliento; ¡uto falta tanto para llegar al término necesaido, que todavía no puede mirarse sin temor ai porvenir y todavía se necesita el concurso de los esfuerzos de cuantos sienten arder dentro di^ su pecho el amor a la patria. ¿Donde está el monarca que ha de sentarse en el trono de (!)astí!la abandonado ó desierto? —La Regencia, con la que de algún modo quiere llenarse este vacío dista mucho de satisfacer la necesidad, que cómodo primer orden, se ha consignado á la ley fundfímental. No estamos en e! caso de medir la impoj'tancia moral de esta regencia; mas nunca puede sermu- cha, cuando^u autoridad reales un simulact^o, una sombra, la negación, la nada. ¿Qué se ha hecho para arreglar la cuestión de hacienda, que amenaza una próxima bancarrota? — No negaremos que alguna de las medidas acordadas puede prodnrir en su ¡)e- ríndo mas ó menos largos efectos saludables; pero cuando un buque en medio del üccáaj^o ha perdido lo mas principal de su arboladura y hace agua por sus costados, no es lícito dormir sobre cubierta, esperando tranquilos llegar al puerto para carenar la nave y reparar las averías. Hoy tenemos libertad y la libertad es sin duda un bien inapreciable: enaltece la dignidad del hombre y le abre un inmenso campo á su actividad, á su perfección, á su progreso. La libertad es una condición esencial de nuestra naturaleza y nadie tiene derecho á limitarla sino en cuanto perjudica á la libertad délos demás Sin libertad el hombre deja de ser hombre, su naturaleza perfectible, deja de ser perfectible, y la obra mas acabada de la mano de Dios, es otra cosa distinta de como salió de las manos del Creador. Para el hombre sin libertad no hay felicidad posible en la tierra- Preguntad sino al que esté encerrado en un calabozo, cual es su mayor deseo, cual su aspiración constante. que necesita para ser dichoso y os contestará siii vacilar, salir del calabozo, verla luz del dia, rt^spirar el aire libre percií)ir el aroma de las flores, gozar de! calor del Sol, sentirse dueño de si mismo. Sí. La libertad, lo mismo para el hombre "iC_.:^ Jj.lJ i' -^ - ¦ "" ¦ 11 i -iii 1 ¦. ¦¦ que' para los pueblos es el ambient^^que seres- pira, es el calor que alimenta la vida, es la condición natural fie su existencia Abrid áese hombre la puerta del calabozo, y permitidle marchar libremente á donde quiera y en ese mismo momento verjís cambiado su semblante, rejuvnnecidíi sutez, recobrada ia agilidad desús miernbros. chispeantes sus ojos de felicidad y de entusiasmo, fácil y abundante su lenguaje recobrada en Bu su natural gallardía y arrogante presencia.— Tal vez, si penetraseis dentro de su alma, escucharías una oración de reconocimiento y gratitud queeleva al f'reador. ..,\ - Mas pasan los primeros momentos,, y encontrándose solo en medio de un pueblo cuya multitud se mueve y agita á su lado, siente va una necesidad distinta de la de recobrar su libertad y dirige los pasos á la casa natal para hecharse en brazos de sirs padres y hermanos. Suponed ahora que al llegar á la casa paterna se encuentra con personas que noconoce. sabe que sus padres y sus hermanos han fallecido y que todo su patrimonio pasó á manos es- tt^añas. Busca á sus amigos y sus amigos han desaparecido durante la ausencia fléahíla alegría convertida en nroftmrla tristeza y ala dicha suceder la desgracia. Pronto sentirá el hambreóla desnudez y ¡odas las privaciones consiguientes á una persona que no dispone de ningún medio para satisfacer sus necesidades mas imperiosas ¡(luanto sufrimiento^ cunnla constancia, cuanta virtud, cuanto heroismono necesita ese homijre para sopctar y vencer el espinoso camino que se presenta ante sus ojos! Hemos dicho c|ue la libertad es un bien inapreciable y que ^y una condición natural de nuestra existencia. Sí. Mas no o.^ la única condición de la existencia, ni ella por si sola basta para alcanzar la felicidad posible en la vida. Ño solo de pan vive el honabre ha dichoi el Redentor de! mundo, v si lícito nos fuera' parodiárosla máxima, hubiéramos ilicho también el hombre no vive solo con libertad. Decimos esto, porque es necesario pensar seriamente en desarrollar la riqueza y en dar ocupación y trabajo á la clase menesterosa. Decimos esto, porque es necesario fomentar la instrucción pública y las buenas costumbres. Decimos esto, jiorque, hoy que disfrutamos de libertad, es necesario aconsejar al pueblo constancia, sufrimiento, virtud heroísmo. Decimos esto, porque promoviendo el bienestar general y procurando ocupación digna á todos los espíritus, habremos adelantado mucho para dar solución á la tremenda crisis en que estamos envueltos, salvando á un tiempo á la libertad y al país. Los primeros momentos de confusión y entusiasmo han pasado ya. ¡Qaé misión tan noble y tan levantada es hoy la de las corpora-