PONTEVEDRA PERIODICO LIBERAL Año XV PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN En Pontevedra; un mes, una peseta. — En eombinacion con La Correspondencia de España, dos p¿t*etKü — Provincias' trimestre, cuatro peseSa»*. — Ultramar y extranjero, trimestre nueve pesetas. La Correspondencia se dirigirá al director del periódico. REDACCION Y ÁDídON-, CALLE DE RIESTRA 38 Viernes 6 de Mayo de 1898 ANUNCIOS En tercera ó cuarta plana 5 y IO oéntlmoa respectivamente, según sea, sencilla ó doble. Comunicados y reclamos y IO céntimos línea respectivamente. Esquelas de defunción tamaño corriente & pesetas en media plana 30 Idem. Num 4.1S6 LOS DE SIEMPRE ltpfnu^^^s*~~~:r-7 Roerán alardes fáciles de una etórica patriotera que en la calle se r-hibe y en el nieeting arrastra, ) en iTs columnas de la prensa caldea y enardece las pasiones, sin riesgo y sin peligr0; n0 eran tamP0C0 mentidas ilusiones de la imaginación soñadora, capaz de transportarnos á otros tiempos gloriosos y de resucitar otras edades; no eran en fin, cariños ciegos del corazón que mu^as veces juzga la realidad con la medida del deseo lo que afirmaban los oradores en sus discursos, los periodistas en sus artículos y los poetas en sus cantos; lo que soñaba el alma, evocando recuerdos de poderío y de grandeza; lo que creían con fe ciega los corazones, es hoy realidad viva, triste, pero gloriosa, que al propio tiempo humedece los ojos con lágrimas de amargura y colorea el semblante eon expresión de santo orgullo. ¡Sí! ¡La raza es la misma! ¡La raza no decae, no se empobrece, no se arruina, ni se corrompe! El heroismo ¡Ogéiiadriu" Je ' núcstfír üápana, huy como ayer, mañana como hoy, sigue yáde seguir eternamente, estrofa tras estrofa, engrandeciendo el himno colosal de nuestra fama. Adversa la fortuna, desiguales con desigualdad terrible los elementos de guerra, imposible, por todo ello, el triunfo, los barcos españoles fueron vencidos en Cavite; pero ni uno siquiera cayó en poder del enemigo, ni uno volvió la cara; y entre el silbido de la metralla, entre las llamas del incendio, abarrotadas de cadáveres las cubiertas, empapadas en sangre generosa las tablas desunidas, rotas, deshechas por el fuego enemigo, la bandera española ondeó en los aires mientras las olas del mar quisieron sostenerla, y solo consintieron en entregarla al mar nuestros marinos al hundirse con ella bajo sus aguas. Was de luto, de duelo, de amargura infinita, son también días de gloria los presentes. Devoremos las %nmas que pugnan por saltar; boguemos el dolor que se anudaen 'as gargantas; levantemos los corazones, sin desfallecimiento... seamos ^gnos hermanos de los que sucumbieron en Cavite. En medio del desastre, hemos Probado al mundo entero que para Vencer á nuestras escuadras se hace P^ciso deshacerlas barco tras barco V es de esperar que cuando enfrente J|e los acorazados enemigos se ha^n los nuestros, cuando el acero luche contra el acero, y de una y otra ^te con fuerza equivalente, ruja la pillería, nuestro valor, nuestro heroiSmo decidirá la victoria. *-a sangre de los muertos pide á gritos una revancha. Nuestra escuadra, cuanto hay en ella de valor positivo para un combate, no ha entrado en fuego aún, no ha sufrido bajas. Tengamos fe, tengamos fé en el triunfo, perseveremos en la lucha, que nunca merecieron alcanzarle quienes de él desconfían ante el primer fracaso de los deseos. Y después que triunfemos, cuando nuestra bandera ondee en los barcos vencedores segura de si misma, temida y respetada por los. que ahora la ultrajan y la ofenden; cuando el rencor y el odio y la sed de venganza nos animen se satisfagan y se sacien... entonces será el día de pedir cuentas á los imprevisores, á los débiles á los espíritus apocados á los que no supieron colocarse á la altura de nuestro pueblo, facilitando mayores medios para el triunfo. Entre tanto, ¡á la guerra! ¡al enemigo: ¡a luchar! ¡¡A VENCER!! ¡Que ni una voz turbe el sosiego de la pa1/ interior! ¡Que la energía de|España entera se encuentre y dirija contra ese pueblo de cien distintas razas que pretende aplastarnos. HEROISMO Ardía la guerra por entonces en nuestra España. Las fértiles campiñas eran arrasadas por las tropas de Napoleón el Grande y el ejército, terror de Europa, iba avanzando como una inmensa, ola negra, acuchillando gentes y conquistando pueblos. Los invasores caminaban ya por Andalucía y el bravo y exaltado patriotismo de aquéllos, nuestros heróicos abuelos, sólo servía para que arrollados por el inmenso número de franceses, cayesen un día y otro rendidos y envueltos entre roja sangre, que impregnaba el aire. Un día del mes de Mayo de aquél terrible año, al esbozar el alba su primera luz y cuando las tintas negras de la noche se replegaban huyendo, mientras los pájaros revolaban cantando á la mañana, el ejército formidable movió sus pesadas falanjes, rodaron las cureñas y atalajes de los cañones, vibraron en el aire los ecos de los clarines y la mole de hombres, armas y caballos empezó á marchar levantando su campamento. El general Lalebre tenía decidido atacar la villa de Jerez de la Frontera para con ella tener un estratégico cuartel general, base de operaciones contra Cádiz, último baluarte nacional donde se refugiaban muchos pudientes y emigrados. El asalto empezó y cuando los primeros rayos de dorada luz del sol bañaron de reflejos las cúpulas de las torres vomitaron metralla los cañones y se trabó el combate. Los je¬ rezanos se defendían como leones y cuando los cañonazos derribaban á tierra un puñado de hombres, enseguida otros cubrían el puesto con más rabia y más ahinco para la peleáím^í ' ■ oF>6(£££ ÜÍ namaiüseb pbífip Los heridos eran recogidos por las mujeres que con los hombres compartían las penas de la lucha, arengando y gritando ¡Viva España! como heroínas de la indepencia patria. Una de aquellas mujeres apretaba contra su pecho el cuerpo aun vivo de un pequeño niño. Suelto el cabello, desgarradas sus vestiduras, sereno el. semblante, la hermosa mujer era el retrato del orgullo de una raza. Los franceses dieron un asalto avanzando y aquella mujer quedó sin notarlo rodeada de bayonetas. El sargento quiso contener á los soldados, pero ya era tarde; ligera como un relámpago, ella se lanzó con su hijo y el acero mortífero atravesó juntos los dos muertos, y al caer espirantes la madre y el hijo, aquella heroiria, como sí se dirigiese á los que peleaban, gritó: «Seguid mi ej-et. .pío. m uno se entregue vivo,» ENRIQUE VALENCIA. LA OPINION INGLESA El Gobierno inglés, por razones políticas, puede apoyar más ó menos directamente á los yanlcees^ en su contienda con España, pero las simpatías del pueblo inglés están completamente en nuestro favor. Si otras pruebas no existiefan, la sería muy eficaz una carta que la importante y conocida casa de Lon-dres Reeves y Sons Limited ha dirigido á un comerciante de Bilbao. No podemos resistir al deseo de reproducir esa carta que debe despertar la gratitud de todo buen español. Dice así: «Muy señores nuestros: En vista de la guerra inicua emprendida contra su país, creemos oportuno por la presente, asegurar, á nuestros muchos amigos comerciales de España, que á pesar del tono de la prensa británica, la verdadera simpatía del pueblo inglés y particularmente de sus servidores, está con los patrióticos y nobles hijos de España, que no dudan en hacer tantos sacrificios para defender el honor y la integridad de su territorio. Tomando en consideración los perjuicios causados á nuestros amigos por los cambios tan desmesuramente altos y deseando darles una prueba práctica de nuestra simpatía declaramos desde luego qué estamos : dispuestos á retirar de la circulación todo giro que - tengamos heclw contra nuestros señores deudores en la Fenin- sula y á aplazar él pago de nuestras facturas^ hasta un tiempo menos perjudicial y más conveniente para ellos. De todo corazón deseamos que la lucha sea de poca duración y veremos con gusto el triunfo de las armas de España sobre sus enemigos.» Como este, son muchos los testimonios de amistad, de simpatía de adhesión, que el pueblo ing|és dirige á España en estos momentos Las causas justas, por fuerza han de tener siempre á su lado á todos cuantos sienten y aprecian en lo que vale la honradez y el heroismo. SITUACIÓN DEL EJÉRCITO «YANKEE» El importante periódico de París Le Patrie ha publicado un notable artículo, en que consigna la opinión de un militar francés que ocupa elevado puesto en el ejército del Canadá, y en el que, estudiando los medios de defejisa de los Estados Unidos, da á conocer la verdadera situación de las cosas, muy distinta de como quieren presentarla nuestros enemigos. «No están los yankees—'áice — en situación de sostener ventajosamente una lucha contra España, y aún vencedores, una guerra sería para los Estados Unidos un desastre espantoso, que arrastraría á la. ruina á su comercio y á su industria. Los medios de defensa de los Estados Unidos son muy deficientes. La marina es numerosa, pero poco temible, esceptuando algunos acorazados de reciente construcción los oficiales que la mandan son buenos mecánicos, excelentes ingenieros, pero ignoran en absoluto la «práctica del cañón,» y carecen de los conocimientos guerreros, por decirlo así. En cuanto á las tripulaciones, á la marinería, no están preparadas para la guerra: podrán ser excelentes gavieros, pero son malos artilleros. En cuanto al ejército de tierra, no existe; el efectivo de los cuadros es de 22.600 hombres; he aquí todo el ejército. Desde luego, á fuerza de dollars, se podrían reunir más; pero para poner en pie de guerra 100.000 hombres, serían preciso muchos meses y sumas enormes. Todos los puertos de los Eetados Unidos son, por otra parte, conpletamente francos, puertos abiertos, sin artillería, sin defensas de ninguna clase, malgre todo lo que se dice de torpedos, desde Nueva Orleans hasta Nueva York, desde la Florida hasta Terranova, y los cruceros y acorazados españoles entrarían como Pedro por su casa y ocasionarían