PRECIOS DÉ SUSCRIPCION En Pontevedra; an r es mm p^st-ia.—Pu^ra eaa- tf« asesas al trimestre adelaatadas.— Ultramar y extranjero, trimestre «sti«$v« i»^»®»»^. Cad% man.'* oe 25 números para los vendedores, f S céníka adelantados, Li Correspondeucia al director del periódie ! EXACCION Y A53MON.. CALLE DE RIESTRA 38 I [artes 15 de Haviembre de 1898 En tercera ó cuarta plana 5 y lO céntimos respectivamente, según sea, eencilla ó doble. ^Oomumcadog y reclamos ©5 céntimos línea sencula. Esquelas de defunción tamaño corriente 5 peseta» en media niana Sf^ Idem. Etm 4.295 «Como anunciábamos, ayer celebró sesión esta floreciente y entusiasta sociedad, disertando su vicepresidente ei talentoso y distirgindo escolar D. Prudencio Landín, 'ice rea del trascendental punto «El Derecho y la Moral como elementos esenciales de progreso. * Presidió la sesión el profesor de la Facultad Sr. D. Angel Pintos. El aula hallábase completamente llena de escolares, ganosos de oir la disertación de nuestro querido amigo y compañero en la prensa de Pontevedra Sr. Landín. Concedida á éste la palabra, desarrolló en brillantes períodos el tema propuesto. Siendo imposible seguir al señor Landín en el transcurso de su extenso y luminoso discurso, nos concretaremos á reflejar algunas ideas tomadas al vuelo, á fin de que 'el lector pueda formar juicio de tan interesante trabajo, uno de los más originales seguramente, y de mayor actualidad, que se han tratado en la Academia de Derecho de Santiago. Sirvió de exordio al Sr. Landín un entusiasta elogio á la cultura humana, ensalzando de paso el amor que tan levantado ideal han demostrado siempre los escolares compostelanos, cuya honrosa historia recordó el conferenciante en términos grandemente expresivos y cariñosos. Expone luego el método de la disertación y examina seguidamente el concepto filosófico del D* recho y de la Moral, haciendo un estadio comparativo de ambos elementos para deducir que se armonizan y complementan de tal suerte, que, sin dejar de ser independientes, forman una base indispensable para el engrandecimiento de las sociedades. Combate con sólidas razones á ios que fundan en él Derecho solo la resolución de los problemas sociales y prueba como el espíritu moral debe sobreponerse para guiar al hombre en todas las manifestaciones deí la vida. Compara con tal motivo el Derecho político con la Moral y demuestra, ^exponiendo para ello los fines Generales del Estado, que las dos cosas no solo no son antágonas, sinó que deben marchar unidas á la raaHzación del progreso. Habla de las modernas coaquistas políticas y las ensalza calurosamente Pero lamenta la falta de espirite p\o\ ral que las ha presidido en muchas ^e sus principales manifestaciones. A este propósito hace una exten sa y animada pintura de la Revolución francesa, poniendo de un lado sus virtudes y de otro sus defectos, deduciendo uego que aquella gran crisis de la historia contemporánea, cuyos chispazos reflejaron en Europa entera, hubiera resultado relativamente perfecta si el espíritu liberal que la inspiró estuviese basado en un sólido concepto de la Moral. En apoyo de su tésis retrató la situación tempestuosa que hoy atraviesa Francia con motivo del proceso D rey fus y llenó de alabanzas la personalidad ilustre de Emilio Zola cuya figura traza el Sr. Landín de mano maestra presentándola triunfante é incólume por encima de todas las tempestades con que le azota la vecina , república. — Pregunta luego el Sr. La n din si hay espíritu moral en un pueblo que llevando todavía sobre su cuerpo las cicatrices gloriosas de la lucha empeñada por los derechos del hombre, deja perder en el espacio las quejas de Dreyfus por el solo delito de ser judio. Habla del papel que está reservado á la moral en el concierto del progreso humanó y combate algunos principios de la escuela materialista y racionalista que á este punto se refieren. Se fija en las tendencias que abrigan los grandes hombres políticos y dicen que se preocupan más en desarrollar materialmente á los pueblos que de llevar á estos el concepto de la Moral y el cumplimiento del deber. Todo el orgullo de los Estados modernos consiste en decir: Inglaterra tiene más cañones, más chimeneas y más cables eléctricos que FVancia; los Estados Unidos tienen más barcos y más explosivos que España. Pero no se cuidan de decir, ni les importa, si cumplen mejor ó peor que los demis pueblos las leyes internacionales y los deberes de humanidad. Pide ei Sr. Landín que no se interpreten estas reflexiones suyas como falta de amor al progreso material. Con este motivo canta el conferenciante en un párrafo lleno de colores el progreso de las ciencias y de las artes, ensalzando e! espúetu jig".antesco de los genios que en él colaboraron. Y á rengión seguido preel Sr Landín. ;Se ha salvado í con ese progreso? ¿Sé han solucionado yá con eso ios temibles problemas del socialismo y del pauperismo? ¿Se han tendido con eso las naciones un vínculo de amor para vivir tranquilas sin estar amenazándose todos los días con las bocas de sus cañones? ¿Ha cesado yá con eso el espectáculo horrible que ofrece Europa de una paz armada que sostiene en pié de g erra I8.GOO.OOO de hombres y 2.200 barcos de guerra que absorven enormes sumas á los Estados, mientras el hambre y la miseria se propagan por todas partes? ¿Se ha logrado con eso disminuir las cifras en las estadísticas del crimen, cerrar algunos presidios, derribar para siempre la triste figura del patíbulo y llevar el sosiego al seno de esta sociedad moderna, agitada por parcialidades políticas, por luchas religiosas, por la mano destructora del anarquismo y por mil y mil turbulencias que solo lágrimas van dejando por donde pasan? Para demostrar que el progreso por si solo no resuelve el problema, traza otro cuadro lleno de notas sangrientas exponiendo ei decaimiento moral de la época y el estado de incertrdiniibre en que viven las naciones modernas. Para recargar la pintura habla de la infeliz Polonia, del imperio turco disputado por las grandes potencias, del porvenir, colonial en Africa, de los viejos resentimientos entre Alemania y Francia, de las ambiciones de esta república é Inglaterra sobre las orillas del Nilo, de la última guerra Hispano-Americana y de la actual situación de España, de la cual dice que, al través de la lucha fué dejando pedazos de su carne y montones de huesos que, apiñados en el camino de la historia humana, revelarán al mundo la inútil bravura de un pueblo que ha llevado siempre la patria en la imaginación en vez de llevarla en la conciencia. Expone a gunas tristes consideraciones acerca de este punto y demuestra luego como para la realización del verdadero Derecho se impone el concurso de todas las actividades, lo mismo las de la ciencia y las de la política que las del arte. Habla seguidamente de la Moral en todos estos órdenes y de la Moral en los gobiernos y en los pueblos. Combate á los que todo lo esperan de la instrucción pública simplemente, prescindiendo del elemento educativo, haciendo con tal motivo ei conferenciante algunas atinadas reflexiones basadas en un notable trábalo oubU^ado reciente- guntae^ va la human mentí; sobre este asunto por ei señor VinCv nti. Cita también en su auxilio algunos datos del célebre sociólogo italiano Ferri. Prosigue el Sr. Landin y opina nue el enprandeermíenco material no basta para el bien de ios pueblos y que éstos a? fin se desploman mi¬ nados por grandes convulsiones, A este propósito vuelve los ojos á Roma y hace una apología crudísima de aquel gran imperio; habla de su grandeza en el orden de la legislación, de la política, de la literatura, del arte y de la guerra; presenta luego la podredumbre que devoraba las entrañas déla sociedad romana; describe el anfiteatro con sus luchas sangrientas; expone las tiranías de los Césares, describe los horrores de la esclavitud; pintó al Cristianismo entre los muros de las Catacumbas y termina esta parte de su discurso reseñando en un largo período la estrepitosa caida de Roma. Entra luego á examinar la aparición del Cristianismo y los efectos de su doctrina. Habla de la Moral cristiana y combate á los que la bastardean presentándola como escudo de todas las tiranías. Habla extensamente de la fuerza vital de las sociedades humanas y refiérese á España. Dice que aquí todo queremos espejado de arriba y culpados á los políticos de cuantos infortunios nos asolan sin tener en cuenta quü estos son una fesuitante social, un producto del medio, la expresinó del país. En España domina aún la noción idealista de que depende de los hombres la reforma de las instituciones, de las cosas y de la vida social cuando la vida social precisamente es la fuerza que enjen dra á los hombres. Si estos no son mejores no será por su culpa no por obra de la evolución qu ios crea, pues así como el de sarro1 » y explendor de las plantas no depende tanto de las mismas plantas como de la tierra en que viven y del a e que las rodea, asi la moralida i de los hombres políticos no depende tanto de estos mism-js hambres como de la sociedad en que müíian, del medio ambiente que respiran y de las circunstancias sociales que lo envuelven. Relaciona todas las ideas expuestas y termina excitando á la juventud escolar para que preste su concurso á la obra regeneradora de la patria española si es que todavía puede levantarse esta para cumplir los destinos que le están señalados en el concierto de la hu manida 1 y de la historia. Con tal mja 'o había de la juventud francesa, de la juven* tud germana y de aquella juventud que en España luchó por las modernas conquistas democráticas y refiriéndose á los jóvenes de hoy dice que nacen alumbrados por sí por siniestros relámpagueos y ensordecidos por el extruendo brutal de la pelea; que su camino está lleno de sombras y su porvenir cargado de tristezas y que deben luchar mucho por los ideales á fin de que este siglo XX que nos abre sus fuertes no se cierre dejándonos bajo una losa fu-