Terminado este balance p^r la citada Comisión, los números nos dirán de una manera clara y concisa, si hubo ó no fraude en los fondos sociales ó en el empleo de ellos, tema de las actuales discordias. Si resultase comprobado el fraude, procédase por la vía judicial contra los responsables del mismo; y, en el caso contrario, apliqúese con energía á los revoltosos la penalidad establecida en nuestra ley social para esas faltas, y procedamos contra ellos los gallegos, en la forma que nos dicte nuestra conciencia. A nosotros han llegado rumores de pactos y componendas á los que no podemos dar crédito y menos publicidad, por carecer todos ellos de un auténtico sello de certeza. Resulten ó no ciertos tales pactos y componendas, aconsejamos nuevamente á los señores desavenidos, piensen bien á donde van y en el terreno que pisan, pues ellos serán los únicos responsables de lo que pudiera sobrevenir de este tenebroso caos en que han metido al Centro Gallego, con sus caprichos y personalismos, y su negativa á buscar un arreglo amistoso, los que lo dirigen, lo han dirigido ó piensan dirigirlo. Cariños que matan... Con este título y firmado por el señor José E. Ivópez, publica ün periódico de esta ciudad el oportuno artículo siguiente: «No habría pensado el que fundó aquí la primera sociedad bautizada con el nombre de su pintoresca aldea gallega que su modelo había de ser plagiado y multiplicado con el infantil candor y la presteza de que dan fe las numerosas que ya existen; iguales todas: con la sola diferencia del nombre. IvOS apreciables individuos que las componen, son ¡naturalmente! naturales de aquellas comarcas y tan de suyo buenos, que se han erigidomás ó menos oficiosamente— en valedores de la infancia rural galaica: ya se dejan llamar, modestamente, «educadores de la niñez gallega» Parecen ser — ó quieren aparecer que son — los únicos que se preocupan de la enseñanza en las aldeas y no estará de más hacer constar, que antes, mucho antes de la existencia de esas Sociedades, se han preocupado y ocupado de la enseñanza de sus hijos, los aldeanos gallegos. — Pudieran pensar algunos espíritus suspicaces, que tendemos á rebajar el mérito que estas sociedades tengan y ¡Dios me libre de semejante cosa! 1,0 que queremos es dejar sentada la verdad de que en Galicia «hay» escuelas públicas y privadas y las «había» mucho , antes de que aquí se hicieran ciertas propagandas: lo que queremos es «patriotismo». Hágase lo que se que es bueno, pero ciérrese en evitar, á los futuros emigrantes gallegos, el sonrojo de que cualquiera les diga — con poca piadosa intención —que en Galicia no había escuelas á principios del siglo XX; queremos y debemos evitar á nuestros paisanos, que esto seles diga, que esto se les pruebe con el testimonio de numerosos españoles, que se olvidan, con lamentable descuido, de que hay cariños que matan y que, ciertas declaraciones, nos colocan, inevitablemente, en un plano de inferioridad depresiva, de la que protestamos como aldeanos españoles y como gallegos con instrucción adquirida en mi pueblo rural de Galicia, á expensas de los modestísimos medios de fortuna de nuestros progenitores: pero ya entonces (y de esto hace cuarenta años) «había» escuelas gratis. Bueno es que esto se diga, por lo menos en tono tan alto, como el que se emplea, para decir en el extranjero, — con dudosa propiedad — que se van á crear tantas y más cuantas escuelas en Galicia, cual si Galicia fuera un tenebroso rincón del Africa, donde la palabra escuela fuera desconocida. L,os gallegos en primer término y los españoles en segundo, quedan en situación poco lucida, con esas propagandas hueras é ineficaces, en las que se abusa sin piedad, de los sublimes términos «altruismo» y hace, si se cree la hermética caja de un patriótico silencio la propaganda escrita, porque la propaganda escrita deja una huella difamante en las aldeas gallegas, que no son ni más ni menos cultas que las de otros pueblos, así españoles como extranjeros.» Exacto, preciso, en todo verídico nuestro ilustrado conterráneo; resultan molestas las exajeraciones publicadas en lo referente á la escasez de escuelas en nuestra región, exajeraciones inspiradas probablemente en el buen deseo de agrupar el mayor número de convecinos al objeto de difundir más la enseñanza, pero que da en tierra extranjera argumentos á los enemigos de nuestro país y de nuestra raza para presentarnos como atrasados con relación al resto del mundo. Y esto no es verdad. Galicia cuenta con 2.424 escuelas públicas y doble número de colegios privados. Por la densidad de población y extensión del territorio, únicos factores que se tienen en cuenta para atender á las necesidades del caso, á las 2.424 escuelas públicas, hay que añadir solamente 600, que son las que el gobierno tiene acordado crear, de lo que se deduce que ya actualmente existe exceso, si tratándose de planteles de enseñanza cupiera emplear tal concepto. Para el profesorado se abrió amplio horizonte, ya que tiene entrada en la carrera con ventajas de que carecen otras hasta ahora muy codiciadas. Con el sueldo, gratificaciones por la clase nocturna, material y casa, comienza con unas 1.750 pesetas, con aspiración á percibir 5.500, y además gozará de los derechos pasivos como los demás funcionarios del Estado, ventajas todas, dicho sea de paso, que no pueden prometerle las Sociedades de instrucción, aunque reconociendo que mucho pueden beneficiar á los alumnos pobres, enriquecer bibliotecas escolares, etc. S. DU